La palabra que siempre pende de tu cabeza es expulsión (excoumnión), dice Eric. Estas dudas se acrecentaron cuando un día su hijo enfermó y necesitaba transfusiones sanguíneas, una de las prohibiciones más inflexibles de los testigos de Jehová. A pesar de que Eric era testigo de Jehová, su hijo no había escogido serlo. Por lo tanto, Eric no impuso su religión a su hijo. él dijo a al personal médico que hiciesen cualquiera cosa que se necesitase y, si el niño necesitaba una transfusión de sangre que se le pusieran.
Después de la entrevista al matrimonio Anderson, el pastor religioso (anciano) de los testigos de Jehová fue entrevistado y dijo: "Nosotros, como testigos de Jehová, advertimos a nuestros hijos de que sean cautelosos y vigilantes en lo que toca a conducta impropia con adultos en este respecto". Entonces él mostró unas revistas publicadas por los testigos de Jehová sobre esta materia antes de que los escándalos de pederastia salpicasen a la Iglesia Católica y para advertir a los niños testigos de Jehová --pero también a los niños que no lo son-- sobre los peligros de la pederastia.
Entonces, como parte del programa, aparece un joven tecleando con furia las teclas de su ordenador y las palabras apareciendo en la pantalla. En alguna parte de Suiza, otro anciano le dice a éste joven que él está viviendo una realidad diferente. Él está deseando contar su historia, pero tiene miedo a las represalias sobre él y sobre su familia. Decide escribir sus experiencias en un texto y lo lleva a un notario para que lo compulse (entonces un actor lo lee en voz alta):
Pero lo más grave es que ningún anciano de la comunidad local o nadie de la sede nacional de la confesión religiosa denunció a éste hombre a la policía por cometer un crimen tipificado en el código penal de Suiza. Ninguno de éstos ancianos tomaron medida alguna para proteger a los niños de la congregación. Éste hombre cometió un crimen y nadie levantó un dedo para llevar a ésta persona ante la justicia. Personalmente, di mi opinión sobre este asunto a las máximas autoridades de los testigos de Jehová en Suiza, hasta el más alto nivel, pero todo fue en vano. Por este motivo, abandoné la confesión religiosa de los testigos de Jehová".
Ahora, aparece el mismo anciano de antes (el que mostró las revistas) y, él dijo: "Bien, yo he leído la mitad de la carta que escribió éste hombre...", --entonces el periodista le interrumpió y le dijo: "Le invito a que la lea entera, ya que es importantísima"--. Entonces el anciano replica al periodista con lo siguiente: "No, bien, este texto está escrito por una persona, desde una óptica, no se identifica; no da una fecha... No estoy capacitado para dar una respuesta a un mensaje anónimo como este".
El periodista le apreta las cuñas más: "¿Y si es un caso de incesto el que se les informa a ustedes?".
Ahora el anciano aparece incómodo y empieza a tartamudear: "Bien..., bueno..., en este caso..., bien..., Nunca lo he experimentado personalmente, así que no puedo responder eso, pero de cualquier manera, tengo conocimiento de dos casos que se dieron: uno estuvo probado que se cometió y el otro no: el que se probó se avisó inmediatamente a la policía".
Entonces, Roberto explica lo que está subrayado en el manual para los ancianos. Entonces el dice que, como anciano, el supo de muchos casos que no fueron denunciados. Él conoce de otros que sí lo fueron. Depende del caso. Pero, en la mayoría de los casos, la confesión religiosa pide que se mantengan en secreto. Si una persona ya está expulsada y ya no es testigo de Jehová, entonces es fácil que se le denuncie y arman un show para que se vea que ellos "están haciendo algo sobre este tema"; pero cuando la persona no está expulsada , ellos no denuncian a la policía.
Entonces se entrevista a un abogado especialista en esta materia. El periodista explica que en Suiza la lay exige que cualquier ciudadano que tiene conocimiento de un caso de abuso sexual a menores debe de denunciarlo a la policía, todos los ciudadanos exceptuando a aquellos que por ley están exentos por motivos de su profesión. El abogado entrevistado, también en un experto en en creencias religiosas. Él dice: "Un clérigo se beneficia del secreto de confesión, está protegido como lo está un médico, por ejemplo. En consecuencia, no está bajo la obligación de informar a las autoridades, pero puede denunciar si quiere".
El abogado admite que en Suiza, la legislación en esta materia tiene lagunas jurídicas. El dijo: "Personalmente, pienso que debido a la fragilidad de los menores envueltos a menudo imposibilita el que ellos mismos confiesen lo sucedido, y algunas veces lo hacen más tarde en su vida y otras, demasiado tarde. Pienso que debería una clara obligación de denunciar estos hechos tanto pronto como alguien tenga conocimiento de ellos".
El periodista preguntó: "¿Deberían cambiarse las leyes en esta materia?". El abogado contestó: "Absolutamente, las leyes deberían desarrollarse en esta materia".