Dennis Lindberg

Olga Lindberg (abuela de Dennis Lindberg)

http://www.sptimes.com/2008/02/24/Life/Woman_can_t_let_grand.shtml
http://seattletimes.nwsource.com/html/health/2004041765_transfusion29m.html
http://www.cbsnews.com/stories/2007/11/30/national/main3557785.shtml
Estimados camaradas víctimas de las políticas doctrinales de los pedigüeños:
Hoy, la noticia procede de Seattle (EE.UU.) y nos la envía nuestro camarada Txacolí, al cual se lo agradecemos. La diáspora apóstata funciona como una reloj suizo..., ¡para mal de los agentes Watch a sueldo! La noticia no será del agrado de todo el mundo, habría quienes no desearían el que los pardillos de los publicadores ibéricos y allende los mares pudieran leer estas noticias lesivas para sus intereses. Advertimos a los lectores con anteojeras watchtowerianas que esta noticia podrá provocarles: desasosiego, insomnio, pesadillas nocturnas, acidez estomacal y digestiones lentas y pesadas, además de taquicardías..., ¡cuando lo que debería provocar es remordimiento de conciencia a los autores intelectuales de esta doctrina fundamentalista religiosa! ¿Cuántos muertos se necesitan para que cambien? ¿Cuántos mártires más en nombre de una verdad caduca? ¿También niños son necesarios? ¿Cómo pueden hombres sin estudios académicos conocidos adoctrinar a los conversos en la necesidad de no aceptar transfusiones de sangre aunque te cueste la vida tuya o la de tus familiares? ¿Debe el Estado intervenir en esto, o mejor cerrar los ojos?
La noticia viene dada en varios periódicos digitales procedentes de ese país. El del primer enlace de arriba --en un resumen-- dice lo siguiente:
UNA ABUELA SE NIEGA A ASUMIR QUE SU NIETO, TESTIGO DE JEHOVÁ, HALLA MUERTO "EN VANO"
Olga Lindberg le consume la idea de que su nieto halla muerto por causa de una creencia religiosa equivocada y está dispuesta a hablar sobre el asunto.
Escrito por: Andrew Meacham
24 de febrero de 2008
La cenizas están en una pequeña urna de color verde, sobre la mesa del café en el salón de su vivienda de San Petesgurgo. Olga Lindberg, de 66 años, se quedó con las cenizas al llegar a un acuerdo de no asistir al funeral del nieto, Dennis Lindberg. Su hija, era tía y tenía la patria potestad del muchacho, le hizo la oferta en lo que fue la última conversación que han tenido.
La relación madre hija se rompió después del 8 de noviembre, cuando Dennis de 14 años, se le diagnosticó leucemia en el hospital de Seattle. Los médicos del centro le daban un 70% de posibilidades de curación, si se le administraba las correspondientes transfusiones sanguíneas. Muy debilitado por la quimioterapia, Dennis se negó a ellas porque era un devoto testigo de Jehová.
Dennis se mantuvo inflexible en su posición, en un caso que tuvo un impacto mediático nacional. Él murió el 28 de noviembre en el Children's Hospital and Regional Medical Center en Seattle, horas después de que un juez se negara a autorizar unas transfusiones sanguíneas.
La hija le dijo a la abuela que el niño tenía hecha su decisión de no aceptar transfusiones de sangre y que ella tenía que respetar su decisión. Olga le dijo a su hija que: "si mi nieto muere, tú mueres con él para mí".
Dennis, estaba consciente --por las enseñanzas de la confesión religiosa-- de que aceptar sangre era peor que la muerte misma y se expondría a una excomunión y a la condenación eterna.
El portavoz nacional de los testigos de Jehová, J.R. Brown, dijo: Si alguien voluntariamente y sin arrepentirse acepta transfusiones de sangre, nosotros consideramos que ésa persona ya no pertenece más a nuestra confesión religiosa porque, obviamente, él no cree en lo que nosotros creemos".
La abuela hizo lo que pudo, primero llamar a su hijo y después a su abogado, pero ninguno pudo ya hacer nada.
Los servicios sociales de protección a la infancia argumentaron que Dennis era demasiado joven como para poder tomar esa decisión de rehusar un tratamiento que podía salvarle la vida. El Estado de Washington pagó unos billetes de avión a los padres de Dennis, quienes querían que Dennis aceptase las transfusiones de sangre.
Dennis fue trasladado de hospital, la habitación del niño estaba de bote en bote por unos 20 testigos de Jehová y familiares, quienes dormían en camas adyacentes, en el suelo y en una sala de espera. Ellos jugaban a los barcos con Dennis, miraban DVD y pedían pizzas para comer.
Los intentos por estimular la producción de glóbulos rojos con EPO --una hormona que está presente en la médula ósea-- no dio resultados. Los médicos le aseguraron que tenía el 70% de probabilidades de curación si se sometía a un tratamiento de 3 años con quimioterapia y transfusiones sanguíneas.
Finalmente, se le permitió a la abuela que pudiese hablar con el muchacho por teléfono. Ella le dijo que hiciese caso a los médicos y aceptase el tratamiento, mientras en el fondo se escuchaba el murmullo de voces adultas. "Abuela, todo va bien", le dijo el muchacho a ella, "Me voy a reunir con Jehová. Voy a tener vida eterna".
Ella le contestó: "Tú necesitas la sangre ahora...", cuando la comunicación se interrumpió abruptamente. Siempre que la abuela intentaba visitar a su nieto en la habitación, un enfermera se lo impedía diciendo que estaba dormido.
El asunto llegó a los tribunales, allí, la profesora de Dennis en 6º de primaria,escuchó a Dianna (tía de Dennis con la patria potestad) comparar a los amigos de Dennis en el colegio con Satanás cuando tentó a Jesús antes de ser crucificado. Dianna no recordó que ella hubiera dicho eso.
El 28 de noviembre, el juez del tribunal supremo John Meyer, se negó a aceptar que se le administrasen transfusiones sanguíneas al muchacho. Dijo que esa había sido la decisión más difícil de su vida, el testimonio de Dianna y otros impresionó al juez, aunque admitió que de ser un familiar suyo la decisión hubiera sido otra. Dennis falleció a las nueve de la noche de aquel mismo día.
Olga, se desplazó a Seattle por avión, asistió al funeral con 150 amigos de Dennis, antiguos profesores y compañeros de colegio. Más gente acudió al funeral organizado por Dianna. Los dos bandos familiares llegaron a un acuerdo propuesto por Dianna: Si Olga y los padres de Dennis no asistían al funeral (de los testigos de Jehová), ella les daría las cenizas a ellos.
La muerte del nieto consumía a la abuela. Ella tiró a la basura la Biblia de los testigos de Jehová que le regaló Dianna. Irrumpió en una reunión en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová y les dijo: "¡Todos ustedes son unos asesinos!". Dirigiéndose a un grupo de niños allí asistentes, el mayor de los cuales tenía unos 6 años y les dijo señalándoles con el dedo: "Tú, tú y tú, si os ponéis enfermos ellos van a permitir que os muráis".
Andrew Meacham puede ser localizado en: ameacham@sptimes.com o en el teléfono 813 661-2431.
Fin de la traducción. Le agradecemos mucho al Topo Ajalvireño por su inmensa labor a favor de la honorable hermandad apóstata con su traducciones desinteresadas.