John Henry Kurtz (JHK). Con la tecnología de Blogger.

sábado, 4 de julio de 2009

Sangre, dinero e injusticia

El Topo Ajalvireño (el hombre más buscado)


http://www.calgaryherald.com/Health/Blood+money+injustice/1576415/story.html

Estimados compañeros de conventículo:

Las Escrituras prometen que la luz iluminaría con fuerza en los días previos al fin del mundo. Debemos estar muy cerca porque, las noticias verdaderas sobre la realpolitik o modus operandi del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová..., ¡nos llegan a la redacción apóstata día sí y día también! Nosotros no ocultamos la verdad, ¿os la oculta el Governing Body Bank? ¿Quién es el padre de la mentira y de escurrir el bulto? ¡Aquí hay mucha teología barata que desprende un tufillo a dinero que echa para atrás!

La noticia nos llega desde el Canadá, donde los tienen bien calados a los peseteros de turno. El artículo es demoledor. Los que sepáis inglés tenéis la suerte de poder leerlo directamente (arriba hemos colocado el enlace), y los que no sabemos inglés..., ¡pues tenemos a nuestro queridísimo Topo Ajalvireño haciendo horas extras en aquel páramo para alimentar a la casa de la fe con su magníficas traducciones de todo aquello que el Governing Body Bank no quisiera que leyésemos los pardillos de los publicadores de congregación!

¡Va por ustedes!:

SANGRE DINERO E INJUSTICIA

Escrito por: JULIET GUICHON, DR. IAN MITCHELL y MICHAEL DUGGAN para el Calgary Herald
28 de mayo de 2009

Si ustede desea ver un drama digno de ser producido y distribuido por la industria cinematográfica de Hollywood, no hubiese precisado más que ir al edificio TransCanada Pipelines Tower, en Calgary, a las 10 de esta mañana, cuando el Tribunal de Apelaciones de reunió.

Tres jueces escucharán otro asunto relacionado con la larga saga que comenzó allá en el año 2002, cuando el padre de una adolescente moribunda, Bethany Hughes, miembro de una familia de testigos de Jehová en Calgary, concordó en que a su hija se le administrasen unas transfusiones de sangre para prolongar su vida.

En la sala del tribunal, a un lado, tenemos al padre afligido, Lawrence Hughes. Ahí, sentado solo. Un dibujante arquitectónico sin formación en derecho, sin abogado y sin la ayuda siquiera de un estudiante de derecho que le pueda echar una mano. Al otro lado de la sala, cinco abogados con muchísima experiencia en este tipo de casos, amén de sus ayudantes.

Las dos hijas vivas de Hughes también están en la sala, pero ellas han sido educadas por años en que no se dirigan a su padre hasta que sinceramente se arrepienta de sus divergencias ideológicas con la Sociedad Watchtower, el Cuerpo Gobernante que dirige a los testigos de Jehová a nivel mundial.

La situación se asemeja al relato de David y Goliat. Pero las probabilidades de ganar de éste desvalido son pocas. Hughes no es multimillonario. Se ha arruinado económicamente por dos motivos; su matrimonio se ha ido al traste (la causa del divorcio fue el que él aceptase que a su hija Bethany se le administrasen transfusiones de sangre), y la dilata batalla legal que mantiene contra la Sociedad Watchtower. Este no es un litigo legal convencional. La Sociedad Watchtower ha provocado una serie de procedimientos jurídicos, que son onerosos y carísimos para Hughes, pero no sólo para Hughes sino incluso para nuestro sistema judicial mantenido con fondos públicos.

Sin embargo, la Sociedad Watchtower, en el pasado, ha utilizado la estrategia de acusar a los abogados que representaron a Lawrence Hughes de ser "frívolos y litigantes hostiles" contra la organización religiosa. Con esto como base, la Sociedad Watchtower pone demandas contra los abogados de Hughes, buscando generarles unos altísimos costes económicos (tanto a los abogados como al cliente). Los buenos abogados están ocupados. Y no ayudarán a un cliente envuelto en un caso complejo, teniendo a sus abogados atados y perdiendo el tiempo en intentar defenderse ellos mismos de ataques personales espurios.

Si las alegaciones de Lawrence Hughes tienen fundamentos jurídicos, esta causa hace surgir importantes cuestiones acerca de: (a) libertad religiosa para discrepar de la autoridad de la confesión religiosa, y, (b) acceso a la justicia. De hecho hay pruebas de posible coerción sobre el Hughes, como también sobre su hija fallecida, Bethany.

Por lo pronto, Hughes ha sido sancionado y perdido a sus familiares y amigos a causa de discrepar religiosamente de la dirección de los 16 hombres que dirigen la Sociedad Watchtower desde Brooklyn. La Watchtower aconseja a sus adeptos a "evitar el criterio propio", y estas son las consecuencias trágicas de pasar por alto ese mandamiento que incita a hacer el vacío a los disidentes.

La hija de Hughes, Bethany, estaba al tanto de el alto costo personal que tenía que haber pagado de haberse puesto del lado de su padre y haber aceptado voluntariamente las transfusiones de sangre. Ella pudo llegar a la conclusión lógica de que si aceptaba la sangre, ella también perdería a sus familiares y amigos.

Desde luego, el tribunal de Queen's Bench en el año 2002 reconoció que Bethany había sufrido coerción. La juez Adele Kent sentenció lo siguiente: "A causa de un información errónea y un ambiente nada favorecedor alrededor de ella, Bethany, ella cree actualmente que no morirá si no acepta las transfusiones de sangre. Aún si legalmente pudiera ella tomar una decisión que rechazase este tratamiento médico, la indebida influencia ejercida sobre ella en estas últimas semanas, la imposibilitan para que pueda tomar una decisión con conocimiento de causa".

La libertad para escoger sin que se tomen represalias contra uno, es la esencia de este caso, la lucha de Hughes en este caso ha tenido una resonancia épica. Él es un hombre (algunos dicen que imprudente) valiente, cuya batalla legal costosa y en solitario, puede reportar inmensos beneficios a la ciudadanía en general a causa de las tres cuestiones que hace surgir:

PRIMERA: ¿Existe un conflicto de intereses en los abogados que residen y trabajan en la Organización religiosa, cuando ellos pretenden representar en asesorar a un paciente (o a su madre en este caso) quien tiene que tomar una decisión sobre una importante cuestión médica concerniente a un tratamiento que puede salvar o prolongar nuestra vida?

SEGUNDO: ¿Han distorsionado la información los abogados de la Sociedad Watchtower que representaron a Bethany, en lo que se refiere a la seguridad y eficacia de las transfusiones sanguíneas?

TERCERO: ¿Cómo pueden los médicos averiguar cuando un futuro testigo de Jehová que rehusa una transfusión sanguínea es realmente la decisión que quiere tomar, en vista de las graves consecuencias sociales que sufre quien discrepa de la Sociedad Watchtower? ¿Debería el personal sanitario aceptar que el testigo de Jehová se enfrente a represalias por lo que debería ser una decisión médica estrictamente privada, y que, por lo tanto, éstos pacientes no puedan decir lo que realmente desean? Entonces, ¿deberían los médicos actuar teniendo como objetivo "los mejores intereses" del paciente y administrales el tratamiento que puede salvarles la vida? ¿Serán ellos demandados por la pertinaz y especializada Sociedad Watchtower?

Hay que darles la importancia que tienen a estas cuestiones y, seguramente veremos que mucho tiempo antes ha habido algún otro como Lawrence Hughes, con la valentía suficiente como para airearlas, el tribunal debería permitir que este caso fuese atendido en igualdad de condiciones. Tal vez ha llegado el tiempo en el que debe primar un interés público vinculante en este caso, y darle el apoyo institucional a este caso en vista del interés público que suscita, tal como se hace en los EE.UU. Igualmente, el tribunal debería nombrar a un abogado experto que pueda representar a Hughes, y blindar a éste abogado de cualesquier demandas que puedan ponerse contra él.

Todos los canadienses, pero especialmente el personal médico de urgencias, necesita la respuesta a esta pregunta: ¿Ya que la Sociedad Watchtower ejerce coerción sobre los pacientes, los que tienen que velar legalmente por los intereses del público en general, deberían permitirlo? Si esto es así, ¿qué medidas judiciales deberían tomarse al respecto? La decisión hoy del tribunal, arrojará luz sobre estas cuestiones.

-Dra. Juliet Guichon, está doctorada en Derecho, y es asociada y directiva en la Oficina de Bioética Médica en la Universidad de Calgary. El Dr. Ian Mitchell es catedrático en Pediatria y Bioética en la Universidad de Calgary. Michael Duggan, es catedrático en teología en el St. Mary's university college, en Calgary.

© Copyright (c) The Calgary Herald

Fin de la traducción.

No sé dónde se meten, el historiador de la Complutense y el luchador impenitente contra la hipocresía de la apostasía, el célebre Testigo Humano. Aquí tienen materia de estudio, lo que no sé es si les gustará leer la verdad de los hechos, o por el contrario, siguen apegados a la demagogia watchtoweriana. Desde las trincheras, seguiremos emitiendo estas informaciones para alimentar a la casa de la fe. Sí, la Watch Tower, tiene un gran problema en Canadá. Les están apretando las cuñas, toda esta presión internacional hará que tengan que cambiar su política doctrinal respecto a las transfusiones de sangre y "parir" la nueva luz lunera cascabelera que permita que lo de las transfusiones de sangre sea una cuestión personal sin represalias watchtowerianas. ¡Libertad para todos! Libertad para los que tienen dinero como para contratar cinco abogados y, para los que no tenemos dónde caernos muertos! La justicia mundana está resultando ser más justa que la watchtoweriana..., ¡así son los hechos!

domingo, 28 de junio de 2009

Tribunal Supremo del Canadá 1-0 Watch Tower Society


http://www.nationalpost.com/m/story.html?id=1735673&s=Home

http://www.montrealgazette.com/Health/Teen+cannot+refuse+blood+transfusion+court+rules/1735666/story.html

http://www.jehovahs-witness.net/watchtower/medical/177746/1/Supreme-Court-Blood-Case-WTS-LOSES

Estimadas víctimas de la Organización de los Testigos de Jehová:

La verdad triunfa sobre las medias verdades y las mentiras que espeta la "voz" de Dios en la tierra. Mucho golpe de pecho de cara a la galería, mucha falsa piedad, mucha humildad ficticia..., ¡pero quieren todo nuestro dinero!

El Governing Body Bank juega con nuestras vidas, condiciona los tratamientos médicos que podemos aceptar, pero, como siempre de una manera sibilina: "tirando la piedra y escondiendo la mano". Ellos dicen: "La decisión es personal de cada testigo de Jehová. Nosotros no expulsamos a nadie por que acepte transfusiones sanguíneas", pero, la cruda y auténtica realidad, es la que conocemos las víctimas y la que se desprende de sus publicaciones --tanto las que se editan del cara al público, como las directrices "secretas" internas dirigidas a los cuerpos de ancianos--. La real politik: se coacciona a los feligreses para que no acepten determinados tratamientos médicos. Hoy veremos un ilustre ejemplo de esto que aparece en las noticias del Canadá. ¡Más documentos para examinar! Así somos los apóstatas, documentamos la verdad; nada de subterfugios lingüísticos, nada de eufemismos watchtowerianos, nada de medias verdades..., ¡la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad!

Nuestro camara Skeeter1, del foro en inglés que podéis encontrar en el enlace de arriba, nos dio la noticia a toda la hermandad apóstata y, nosotros, deseamos hacérosla llegar. Para este menester, tenemos a nuestro Topo Ajalvireño que --de momento-- se salva por los pelos de este ERE en el CAP. ¡Menos mal! Muchas gracias a él por toda su labor desinteresada a favor de la hermandad internacional. ¡Vamos con la noticia!

EL TRIBUNAL SUPREMO DICTAMINA: LOS ADOLESCENTES NO PODRÁN REHUSAR TRANSFUSIONES DE SANGRE

National Post
Viernes, 26 de junio de 2009

El Tribunal Supremo del Canadá ha defendido una ley de Manitoba por la que se le negaba a una adolescente el derecho a rehusar una transfusión de sangre, aún cuando ella argumentaba que esto violaría sus creencias religiosas como testigo de Jehová. - Geoff Robins

OTTAWA - El Tribunal Supremo del Canadá ha defendido una ley de Manitoba por la que se le negaba a una adolescente el derecho a rehusar una transfusión de sangre, aún cuando ella argumentaba que esto violaría sus creencias religiosas como una devota testigo de Jehová.

Por 6 votos contra 1, el tribunal decidió que la búsqueda del principio legal de "los mejores intereses para el niño", debe prevalecer sobre el derecho de decidir sobre tratamientos médicos en el caso de adolescentes maduros (de 16 años para abajo).

La sentencia afectaba a una muchacha de Winnipeg, a la que se le identifica con las iniciales A.C., quien cuando tenía casi 15 años el Estado se hizo con su patria potestad administrándole unas transfusiones de sangre en contra de su voluntad, equiparando la muchacha el hecho de: "haber sido forzada y violada".

Este caso ha dado lugar a que se traten los conflictos legales que pueden surgir cuando los derechos que puedan tener los "menores con cierta madurez" chocan con la protección que debe garantizarles el Estado.

Los conflictos legales, cuando un tribunal autorizaba a administrar transfusiones de sangre u otros tratamientos médicos, han terminado ahora y la sentencia del Tribunal Supremo del Canadá establece un precedente legal que servirá a todo el país, en los casos en los que estén envueltos "menores maduros".

"Esto supone una escala gradual de escrutinio, para que los puntos de vista de un adolescente se consoliden depende de su capacidad para ejercer madurez, de tener un criterio independiente", escribió la juez Rosalie Abella.

"A mayor gravedad en la naturaleza de la decisión, y a mayor impacto en la salud y vida del muchacho, un mayor grado de escrutinio deberá efectuarse".

A diferencia de algunas provincias, las leyes de protección al menor en la de Manitoba, no hace ninguna distinción sobre "menores maduros" --niños menores de 16 años que parecen capaces de poder entender la naturaleza y las consecuencias de sus decisiones médicas--.

La mayoría de la jurisprudencia desestima la posibilidad de que menores puedan negarse a aceptar tratamientos médicos vitales, independientemente de su madurez. Los jueces, cuando toman decisiones en estos casos, pueden sentirse presionados para ponerse del lado del muchacho, indica la sentencia.

La sentencia ya no puede afectar a A.C., pues tiene 18 años de edad y se ha cambiado de domicilio a Ontario.

El tribunal rechazó los argumentos de A.C., sobre que que había sido forzada al administrársele la transfusión,y que se le había violado la Carta de Derechos, en lo que tiene que ver con: la libertad de religión, igualdad, vida, así como la seguridad y libertad de la persona.

En los documentos en posesión del tribunal, A.C., consta como una estudiante brillante, ganadora de varios premios escolares además de bilingüe, le gustan las obras literarias de Jane Austen y John Grisham, padece la enfermedad de Crohn, una que es crónica y que inflama los intestinos.

Hace dos años, se le ingresó en un hospital porque le encontraron sangre en las heces.

Después que ella se negara a recibir una transfusión sanguínea argumentando que se lo prohibía su religión, su doctor informó a Protección de la Infancia en la provincia de Winnipeg, quien inmediatamente retiraron la patrita potestad a sus padres que también son testigos de Jehová.

Protección a la Infancia, obtuvo una orden judicial para administrarle a A.C., las transfusiones de sangre necesarias hasta que la chica saliera de peligro.

A.C., seguía argumentando que Protección a la Infancia no tenía "el derecho u obligación" de interferir, incluso sus padres tampoco tenían ese derecho puesto que ella considera que tiene capacidad para tomar sus propias decisiones.

"El saber que sangre de otra persona esta recorriendo mis venas, me estresa, me recuerda cómo se me ha privado de mis derechos fundamentales por un juez que ni siquiera ha tenido el detalle de hablar conmigo personalmente", escribió ella en el año 2006 en la declaración jurada que presentó ante el tribunal.

"De día, lloro desconsoladamente. Nada puede describir cómo me he sentido y me siento actualmente. Es como si hubiese sido forzada y violada, y aún estas palabras no expresan completamente el dolor que siento".

A.C., dice que ella tiene todo el derecho de buscar otro tratamiento médico que esté en armonía con su conciencia religiosa, incluyendo una bomba dosificadora de hierro implantanda en sus venas con el fin de producir glóbulos rojos.

Los abogados de A.C., dicen que las provincias de: Ontario, Nueva Escocia, Isla del Príncipe Edward, Newfoundland, Labrador y el Yukón, todas ellas, permiten que personas maduras de cualquier edad puedan escoger el tratamiento médico que deseen sin la interferencia del Estado.

La adolescente trajo el caso ante el Tribunal Supremo después de perderlo en el Tribunal de Apelaciones de Manitoba.

Fin del artículo.

Esto hace que surjan muchas preguntas, por ejemplo: ¿quién le inculcó a la niña que la sangre de otra persona no puede utilizarla para salvar su vida? ¿Hubiera llegado ella a esa misma conclusión por sí misma..., sin el lavado de cerebro watchtoweriano? Las doctrinas de la Watch Tower, la historia ha mostrado que tienen fecha de caducidad, ¿cuánto tiempo tardará la Watch Tower en arrojar nueva luz y permitir que los testigos de Jehová puedan aceptar un tratamiento médico como lo es la transfusión sanguínea..., sin sufrir represalias por parte de la Organización? Si esa adolescente, en sus plenas facultades mentales, hubiese decidido libremente aceptar la transfusión sanguínea, ¿hubiese sido expulsada por los testigos de Jehová, lo que incluye la lapidación social y familiar que eso supone?

La Watch Tower quiere libertad para ella y sus doctrinas de estar por casa..., pero niega esa misma libertad a sus feligreses...,¡sopena de expulsión o excomunión por parte de La Sociedad!

Su política: "Todos los derechos para mí..., ninguno para ti".

ACCIÓN PARA EL POST:

Divulgar la noticia por los cuatro cabos de la tierra..., ¡a todos vuestros conocidos! Que la verdad se manifieste en estos últimos días.