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lunes, 10 de febrero de 2014

Consultorio teocrático: "¿Puedo practicarme una histerectomía y heredar la vida eterna?"

"Señor, líbrame de las directrices del Cuerpo Gobernante en materia de salud"


     Estimados camaradas víctimas del Cuerpo Gobernante:


     Nuestra hermana Julita, desde el Cabo de Gata (Almería), hace uso y disfrute de nuestro consultorio teocrático y apóstata hasta el tuétano.  Nos sigue habitualmente y dice confiar más en nosotros que en los ancianos de su congregación..., ¡por algo será!  Dice que se remitió al anciano más espabilado de su congregación y le preguntó: "¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre practicarte una histerectomía?".   Y el anciano, escogido por el espíritu santo de la Watchtower, le respondió con una pregunta: "¿Lo cuálo?".  Julita, en seguida se percató del nivel del lumbreras teocrático de turno y reculó como las mulas al presentir la inutilidad de seguir en esa línea de investigación. a nivel local.  Ella pregunta:
"Una hermana algo tímida se tiene que someter a una intervención quirúrgica, una histerectomía, y como soy su amiga íntima ha confiado en mí.  Ella tiene miedo y no tiene confianza en los ancianos de su congregación: uno es albañil, el otro transportista y el último está desempleado  --siempre ha sido precursor--  sin formación académica ni laboral conocida.
La pregunta es: ¿se puede uno fiar de las directrices del Cuerpo Gobernante en materia de salud, en vista de que falla tanto en el tema profético y sus continuos vaivenes en el apartado doctrinal?  ¿Puede una cristiana someterse a una histerectomía y heredar la vida eterna prometida por el Esclavo Fiel y Discreto?".
     Hermana Julita, el primer consejo que te daría es: en materia de salud consulta con los profesionales de la salud, los médicos.  Ya sabes el dicho: "Zapatero, a tus zapatos".  No te recomiendo que acudas al mecánico que repara tu vehículo, para consultarle si debes o no debes aceptar un determinado tratamiento médico.  ¡Vamos, yo no lo haría!  Sin embargo, desde este púlpito virtual, intentaremos documentarte para que puedas tomar una decisión acertada.

     Al Cuerpo Gobernante, no se les puede tomar en serio: son unos vividores de tomo y lomo y se desconoce su formación académica, de hecho, ¡tienen menos papeles académicos que un conejo de monte!  Son archiconocidos por sus profecías fallutas y sus verdades caducas.  Pero, ¿aciertan más con los temas sanitarios?  Desgraciadamente, no.  Y, esto es más grave que el tema doctrinal y profético, ¡está en juego la salud e integridad física del creyente neto!  Te animo a que eches un vistazo al siguiente enlace: http://johnhenrykurtz.blogspot.com.es/2013/12/consultorio-teocratico-puedo-utilizar.html

     Sobre el tema concreto de la histerectomía, me veo obligado a remitirte a la próxima edición del Diccionario Etimológico Watchtoweriano-Español, donde se trata este tema desde sus orígenes y los vaivenes que ha sufrido en las últimas décadas.  Como norma, el Cuerpo Gobernante va a salto de mata, los cambios que realiza están motivados más por la presión de la opinión pública y el miedo a una hipotética reacción de los gobiernos..., que por puro entendimiento teológico.  Fundamente, intentan proteger su imagen pública para que sus intereses económicos no se vean perjudicados.  ¡Esta es la madre del cordero!  Pero, una vez hechas estas apreciaciones, ¡vamos al toro!


Esterilización (vasectomía e histerectomía): La esterilización masculina o femenina ha estado mal vista en la comunidad religiosa durante casi toda su historia, repercutiendo en las posibilidades –del varón--  de poder ejercer un cargo en la confesión religiosa.  Es en una fecha tan próxima como el año 1970, cuando se “permite” la extirpación de la matriz en la mujer debido a un cáncer que pone en peligro su vida.  ¡Antes de ese año, que te pillaran confesado!  Y, en el 1974, se especificaría  --en términos más generales--  que por motivos de salud, estaría justificada la esterilización. Entonces, solo por motivos de peligro en la salud de la madre, podría permitirse…, con condiciones y bajo un escrupuloso examen y decisión por parte de los ancianos de la congregación local. Es en el año tardío de 1996, cuando la entidad religiosa da vía libre, sin represalias de ningún tipo, considerando la esterilización voluntaria como un asunto personal y de conciencia en el que la comunidad religiosa local no debe inmiscuirse. Sin embargo, como es típico, en el año 1999, echaron marcha atrás, ¡dando una de cal y otra de arena!: “Si te haces la vasectomía, ¡que nadie se entere en la congregación!  Si no, peligra tu cargo, o la posibilidad de alcanzarlo”.


De modo que la esterilización es la destrucción de la capacidad de la persona para reproducir su género por medio de impedir las funciones de los órganos sexuales que Jehová Dios implantó o aun por medio de remover los órganos... Vea la Americana, edición de 1929.


[…] En 1907 el estado de Indiana promulgó la primera ley de esterilización,y desde entonces otros estados de esa nación norteamericana han promulgado leyes parecidas.  ¿Cuál es el objetivo principal de tal legislación? Es evitar la procreación de por personas que son criminales o delincuentes habituales o imbéciles o locos.  Así se ve que el argumento a favor de ella es que protege a la sociedad del engendramiento de hijos que están inclinados al crimen o mentalmente desequilibrados o incapacitados.  Por esta razón los estados que promulgaron tales leyes de esterilización se creyeron justificados al destruir o estorbar las funciones dadas por Dios a las cuales la criatura tiene un derecho natural. […]


¿Por qué debería Dios querer destruir una función natural que él puso en el hombre y la mujer con un propósito válido?  ¿Cómo pudiera Dios consistentemente ser el autor de una ley que ordenara o permitiera la esterilización cuando el caso era que excluía a los eunucos de su congregación y prohibía el que su nación escogida de Israel hiciera eunucos para tener israelitas varones castrados quienes serían servidores seguros de las mujeres israelitas en los dormitorios o que serían fidedignos en otros puestos de responsabilidad?  Dios no aprobó ese método de conseguir guardas para la morada de las mujeres.  “Ningún hombre a quien se haya castrado aplastándole los testículos o que tenga cortado su miembro viril puede entrar en la congregación de Jehová”, dice Deuteronomio 23:1. […] 


Todo esto nos da una idea de cómo Dios ve el asunto cuando una persona o nación dedicada a él se entremete en lo relacionado con los órganos reproductivos, impidiendo su función normal.  Es cierto que la ley mosaica que contenía las estipulaciones citadas fue quitada en Cristo, pero Dios no ha mudado de actitud en cuanto a la esterilización.  El sentido, la fuerza, la idea básica e inherente y la sustancia de las leyes citadas quedan en vigor en lo que concierne a los cristianos, quienes están bajo una ley aún más alta que la que se dio mediante Moisés.  El cristiano dedicado está bajo la ley de amar a Jehová Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas.  El poder y el efecto de la esterilización está en contra de esto, ya que la esterilización le causa daño físico y mental a la persona asexualizada.  El cristiano no es un criminal habitual ni un imbécil a quien se le deba esterilizar.


En el caso de que un doctor sostenga que si una esposa tuviera otro hijo eso resultaría en que ella muriera, ¿entonces qué?  Entonces hay maneras de evitar que conciba, concebir que pudiera poner en peligro su vida, que no es por medio de violar la ley de Dios, que en toda su sustancia se opone a la deliberada asexualización  del hombre y la mujer.  Si los padres están viviendo en pobreza y por eso no tienen los recursos económicos que les permitieran tener otro hijo, entonces hay manera de cuidar esa situación económica que no se por medio de arruinar aquellos órganos con los cuales fueron dotados el hombre perfecto y la mujer perfecta y que desempeñan un papel tan importante en los propósitos nobles de la vida casada.  Se hace necesario ejercer el espíritu del Señor Dios, y uno de sus frutos es el dominio de sí mismo.--Gálatas 5:22, 23. 


Cuando el cristiano comprende con qué buen propósito hay que ejercer dominio de sí mismo, entonces le parece razonable y es fortalecido para ejercerlo, con la ayuda del espíritu de Dios. La Atalaya
, 1 de mayo de 1962, páginas 286-288. 


Algunos matrimonios cristianos, después de haber tenido varios hijos, desean impedir más adiciones a sus familias.  La razón puede ser económica o de salud y la vida de la esposa.  ¿Pueden tales matrimonios recurrir a la esterilización temporaria o permanente si las medidas para la prevención voluntaria para la preñez que han usado han resultado ineficaces? Bíblicamente no pueden.  Las facultades de procreación son demasiado sagradas para ser mutiladas por alguna de tales razones, como se denota en la ley de Moisés.  Cierto, los cristianos ya no están sujetos a ese código de leyes, pero sus principios todavía aplican. --Deuteronomio 23:1; 25:5-12. ¡Despertad!, 8 de julio de 1962, página 28.


Una medida contraceptiva que tiene muchos partidarios en el mundo es la esterilización voluntaria. Se han diseñado operaciones quirúrgicas mediante las cuales se puede esterilizar a un varón o a una hembra con propósitos de control de la natalidad. A veces a estas operaciones se les llama “temporales” porque se alega que pueden ser invertidas. Pero subsiste el hecho de que entre el 4 por ciento de que se informa que busca tal reversión, menos de la mitad tiene éxito y aun entonces hay extraordinarios riesgos para las mujeres en preñeces subsecuentes. Con buena razón, entonces, un escritor hizo la observación de que “la esterilización tiene que considerarse un procedimiento permanente, irrevocable.” (Por supuesto, nos referimos a una operación que tiene como objetivo la esterilización, no a una operación para remover tejido enfermo como cáncer de la matriz. En esta última situación, la pérdida de la habilidad reproductiva de una persona pudiera ser un resultado triste y posiblemente inevitable, y no el propósito de la operación.)


Sea que se le llame “temporal” o no, ¿cuál es exactamente el punto de vista bíblico sobre la esterilización? Dios no permitió esterilización entre los israelitas. Al contrario, prohibió a su nación que hiciera eunucos, diciendo: “Ningún hombre a quien se haya castrado aplastándole los testículos o que tenga cortado su miembro viril podrá entrar en la congregación de Jehová.” (Deu. 23:1) Además, dio leyes que protegían las facultades de reproducción. Si una mujer casada ponía en peligro las facultades de reproducción de un hombre en una lucha, era castigada severamente por su acto.—Deu. 25:11, 12.


Es verdad que los cristianos no están bajo los requisitos de la ley mosaica. (Rom. 6:14) Pero, ¿realmente quiere uno saber lo que Dios piensa sobre el asunto de la esterilización? La información que acabamos de dar es la única indicación que tenemos en la Biblia. Los que son espiritualmente maduros aprecian intensamente el tener discernimiento del punto de vista de Dios para poder guiar sus pasos de acuerdo con eso. Es verdad que para algunas personas la esterilización pudiera parecer ser un derrotero que exigiera menos en lo que toca a gobierno de sí mismo o evitaría los peligros asociados con la preñez de una mujer que tenga mala salud, pero note la actitud que se refleja en el Salmo 143:10: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de rectitud.” Hoy los cristianos maduros manifiestan esa misma actitud al tomar sus decisiones.  La Atalaya
,15 de agosto de 1970, página 511.

Conociendo la maravillosa complejidad de nuestros cuerpos y de sus cualidades reproductivas, y la alta estima que Dios tiene por ellas, los hombres y mujeres ciertamente deben evitar su mal uso. La esterilización deliberada e innecesaria ciertamente refleja falta de respeto por la creación de Dios. (Compare con Deuteronomio 23:1.) Por otra parte, algunas enfermedades quizás requieran operaciones que sacrifican ciertos órganos para poder salvar la vida de uno. Esta situación ocurre a veces con respecto a los órganos reproductivos de la mujer. Los cristianos dejan estos asuntos a las conciencias de las personas que tienen que ver con el asunto. La decisión se basaría en su propio conocimiento del problema y en el consejo de los médicos en cuanto a la necesidad o urgencia de tal operación. En todo tiempo debería tenerse presente que este “origen” de la vida es la obra de las manos de Dios, y debe tratarse con gran respeto.  ¡Despertad!, 22 de mayo de 1974, página 16.

En vista de estos puntos bíblicos, debe ser evidente que el dar a luz hijos tiene aprobación divina. De consiguiente, sería incorrecto el que uno se sometiera a la esterilización o aprobara la esterilización de su esposa simplemente porque no aprecia el don de Dios de las facultades de procreación.  […]El que llene los requisitos para responsabilidad de congregación el varón que aprueba la esterilización debido a que su esposa está en una condición que encierra peligro, entonces, es algo que el cuerpo local de ancianos tendrá que considerar a la luz de los principios bíblicos. ¿Muestra su modelo de vida en conjunto que tiene un profundo respeto a la Palabra de Dios, o le da poca importancia a su consejo? ¿Se muestra concienzudo y serio en sus decisiones? Si su motivo al aprobar la esterilización se debiera a falta de respeto a las normas de Dios, esta actitud irrespetuosa probablemente se manifestaría también de otras maneras. […] Por supuesto, se tiene que considerar la actitud de la congregación. Si el asunto llegara a ser una cuestión de tal proporción que perturbara perceptiblemente podría limitar seriamente su habilidad para servir con eficacia. Considerando estos factores, los ancianos deben tomar su decisión entonces. La Atalaya, 15 de  agosto de 1975, páginas 509-511.


No obstante, las leyes mencionadas muestran cómo ve Dios los órganos reproductivos, y dan a entender con claridad que sería incorrecto que una persona se sometiese a una operación que destruyese sus facultades procreativas por el mero hecho de no apreciar ese don. Perspicacia para comprender las Escrituras (1991), volumen 2, página 1113.


¿Son apropiados todos los métodos para limitar el tamaño de la familia? No. Tomando en cuenta que la vida es sagrada, la Ley que Dios otorgó a Israel decretaba que la persona que ocasionara un aborto fuese tratada como homicida. (Éxodo 20:13; 21:22, 23.) En cuanto a la esterilización, como la que se logra con la vasectomía, puede decirse que es una decisión que depende de la conciencia de cada uno, pues la Biblia no la menciona directamente. “Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gálatas 6:5.) Y dado que hay varios métodos de control de la natalidad, la orientación médica puede ayudar a la pareja a decidir cuál es el mejor para ellos. ¡Despertad!, 8 de octubre de 1996, página 14.


Pero los cristianos que no corren un riesgo tan poco frecuente y tan específico desean, sin duda, ser “de juicio sano” y dejar que el aprecio que Dios siente por las facultades de reproducción moldee su manera de pensar y actuar (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8; 2:2, 5-8). Eso reflejará su madurez y su disposición a seguir las pautas de las Escrituras. Ahora bien, ¿qué ocurre si llega a ser de conocimiento público que un cristiano pasa por alto despreocupadamente las opiniones de Dios? ¿No se pondría en entredicho que sea un buen ejemplo? ¿No resultaría perjudicada su reputación de tomar decisiones en conformidad con la Biblia? Esa preocupante mancha en la reputación de una persona afectaría, claro está, el que llenara los requisitos para tener privilegios especiales de servicio. No sería así necesariamente en el caso de quien se hubiera sometido a esta operación sin conocer todos los detalles (1 Timoteo 3:7). La Atalaya, 15 de junio de 1999, página 28.


http://es.scribd.com/doc/100676509/El-lado-comico-de-la-Watchtower-Edicion-21-de-julio-de-2012 

Fin de las citas


     Algo a tener en cuenta es que, históricamente, a finales de 1800, era una técnica médica ya consolidada.  Sin embargo, el Cuerpo Gobernante no da el plácet hasta el tardío año de 1970..., ¡según consta en sus propias publicaciones!  Antes de esa fecha, esta operación en la mujer por motivos de salud, no estaba justificada teológicamente y se tomaban medidas disciplinarias contra el marido a nivel de congregación..., ¡manda huevos!

     Por estas razones  --y otras muchas--  no te puedes fiar del cuerpo eclesiástico de los testigos de Jehová en materia de salud.  Sus vaivenes teológicos constantes, han puesto y ponen en peligro la salud de muchas personas.  La historia reciente está bien documentada.  Hay que dejar que la lógica y el sentido común, junto con el imprescindible asesoramiento del personal facultativo, lo que determine y oriente en materia sanitaria.  ¡Olvídate de los teológos de pacotilla!

     Y, concluyo con el típico: Lo documentamos todo, todo y todo.  ¿Quién es el padre de la mentira y los múltiples dislates teocráticos?