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lunes, 12 de diciembre de 2016

La misericordia del Cuerpo Gobernante en acción

Carta a los cuerpos de ancianos, 9 de enero de 1991

     Estimados compañeros de conventículo:

     Nízam, el Ojo que todo lo ve, no se conforma con eso sino que desea compartir sus poderes especiales con todos los apoquinantes netos y pardillos integrales varios. Por este motivo, comparte con nosotros, los desheredados teocráticos, la buena nueva del autoproclamado y exclusivo canal de comunicación de Dios con la humanidad; que dicho sea de paso, no es otro que los meapilas del Cuerpo Gobernante.

     La misiva teocrática que nos ocupa hoy tiene su qué y la primera pregunta que me formularía sería la siguiente: Si Jesucristo señaló la marca que identificaría al cristianismo auténtico con las palabras "En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros", ¿cómo es posible que a día de hoy la confesión religiosa no haya organizado y gestionado un fondo de auxilio para testigos de Jehová pobres que precisan una intervención quirúrgica --sin sangre, como marcan las directrices de la entidad-- que solo ofrece la medicina privada... previo pago en dinero contante y sonante?

     La confesión religiosa del notorio arraigo olé acapara dinero y se inventa la creación de todo tipo de fondos, siempre que sean para la esotérica y etérea obra mundial, o para comprar bienes inmuebles y escriturarlos a su nombre, o bienes terrenales tangibles que en todo caso incrementan el valor de su patrimonio terrenal de los que presumen de esperanza celestial. Sin embargo, curiosamente, en lo que se refiere a obra social, no se les conoce la gestión de ningún centro sanitario o de acogida y atención de menesterosos, o banco de alimento alguno. La impresión que recibe uno --tras décadas dentro del tinglado teocrático-- es que el flujo del dinero es unidireccional: desde la base de la pirámide hacia su vértice.

     La carta de hoy viene a confirmar este enfermizo presentimiento apóstata. De modo que, ha llegado el momento de diseccionar la circular divina de la muerte. ¡Va por ustedes!

     Si os fijáis, inmediatamente debajo del membrete de la entidad religiosa y antes de la fecha, aparecen las siglas sc:ssc. Dentro del organigrama de la sede nacional, cada persona que en virtud de su cargo envía --en nombre de la entidad religiosa-- una carta al exterior; sea a una persona, congregación local o el conjunto de las congregaciones locales, debe firmar con estas siglas que corresponden a su persona. Las primeras dos letras, corresponden al departamento donde trabaja, y las siguientes tres a la persona específica dentro de dicho departamento. No obstante, hay que matizar que la persona que escribe físicamente la carta, realmente ni pincha ni corta. O sea, que el correspondiente comité del Cuerpo Gobernante envía dichas instrucciones al comité de la sucursal (junta directiva de la sede nacional) y éste le asigna la escritura de la carta al pringado de turno.

     Segundo, la carta va dirigida a todos los cuerpos de ancianos. Cada comunidad local de los testigos de Jehová está dirigida por un cuerpo de ancianos. Los ancianos, son los pastores religiosos. Por esta razón, la sede nacional remite esta circular a todas las comunidades locales en España. No lleguéis a equívocos, estos cuerpos de ancianos tienen la misma autonomía para tomar decisiones que puede tener un bebé de una semana. Todo la normativa interna viene por escrito desde la sede nacional, como ilustra este caso, y es de obligado cumplimiento.

     El motivo de la presente circular viene expuesto en el primer párrafo. En un despliegue de cristianismo humanitario sin precedente, algunas comunidades locales motu proprio han intentado recaudar fondos para ayudar en una emergencia a un miembro de la confesión religiosa que precisa un tratamiento médico en la medicina privada. ¡Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho! ¡Hasta ahí podíamos llegar! El dinero teocrático es sagrado, tanto, que sólo lo puede pedir, acaparar y administrar el sostenido Cuerpo Gobernante.

     Esta iniciativa espontánea solicitando al respetable fondos para una emergencia médica no pasó desapercibida para los gerifaltes teocráticos. Tal vez, temieron que el populacho reclamase la creación de un fondo permanente para emergencias médicas, con el fin de salvar vidas obedeciendo las directivas de la organización religiosa que prohíbe a sus miembros un tratamiento médico como lo es una transfusión de sangre... el dinero sagrado no está para esos menesteres espurios.

     De modo que, en Betel (la sede nacional en cada país) celebran una reunión con los CEH --Comités de Enlace con los Hospitales-- sobre el protocolo a seguir al afrontar estas situaciones de emergencia en las comunidades locales, relacionadas con un tratamiento médico alternativo (a la sanidad pública) sin uso de sangre. La primera consigna es esta: los ancianos deben de dejar de tener ideas propias porque de tanto pensar les puede aparecer un chichón en la cabeza. Así, si algún miembro de la comunidad religiosa precisa esa intervención en la medicina privada..., ¡nada de solicitar donativos a los hermanos! Hay que recordar que el dinero es un instrumento del Diablo para corromper el cristiano impoluto. Lo primero que deben hacer los ancianos es ponerse en contacto con un miembro de estos Comités de Enlace con los Hospitales... que seguirá el protocolo que se le dio en la reunión celebrada en la sede nacional.

     Segundo, intentar que papá Estado se haga cargo de los gastos. A fin de cuentas, todos los gobiernos humanos están en manos de Satanás, y cuando le sustraes fondos les estás quitando la oportunidad de que los empleen en fines satánicos. Tercero, si papá Estado nos dice que nones, entonces el enfermo deberá buscarse la vida. Escriben literalmente:
"En la mayoría de los casos, los hermanos afectados han podido atender sus propias necesidades económicas, tal vez buscando la ayuda de sus familiares, padres, abuelos, nietos, tíos, sobrinos, así como amigos dentro y fuera de la verdad".
     Cuarto, "si se presenta un caso fuera de lo común".  Entiendo que, ni papá Estado, ni tampoco los familiares pueden hacer frente a los gastos en la medicina privada. Entonces, sobre todo, que a los ancianos no se les ocurra actuar por su cuenta y solicitar fondos a las congregaciones vecinas para esa emergencia médica... Se debe escribir a la sucursal (otro nombre para indicar la sede nacional) exponiendo que no se ha podido reunir el parné necesario para atender esta emergencia médica en la medicina privada... y una vez que en la sede nacional deliberen sobre el asunto, darán una respuesta a los ancianos. Tal vez, alguna alma cándida, pensará que la sede nacional aportará los fondos... finalmente. ¡No te precipites, pecador! Según mi experiencia, eso viene a ser un: encomiéndate al Señor.

     He trabajado muchos años en la sede nacional de la entidad religiosa en España. Llevo muchas décadas en la confesión religiosa. He hablado con conocidos que no han podido acceder al tratamiento por no disponer del dinero. Nunca, nunca, pero nunca he tenido noticias de que la sede nacional atienda este tipo de emergencias. No existe un protocolo como tal. De hecho, no existen un fondo específico para tal fin. El miembro de la confesión religiosa que no tenga guita y precise tratamiento médico en la medicina privada a causa de seguir las directivas de la organización religiosa sobre la no aceptación de tratamiento médicos con transfusiones de sangre... lo tiene crudo, crudísimo.

     Como siempre, juegan con la ambigüedad. Lo más importante en ésta y otras muchas cartas... es lo que no dice específicamente. Me gustaría que el portavoz de la entidad religiosa en España me pudiese confirmar si existe un fondo para tales fines y cuántas veces la sede nacional ha corrido con los gastos de algún miembro anónimo de la confesión religiosa que haya podido verse ante una emergencia médica de esta naturaleza.

     En fin, nosotros, los apóstatas, a lo nuestro: lo documentamos todo, todo y todo. ¿Quién es el padre la mentira y los variopintos chanchullos teocráticos?