Estimados camaradas víctimas de la sinrazón watchtoweriana:
La hermana Paquita, tiene una familia numerosa como las de antes. Tienen retoños como para hacer un equipo de fútbol, ¡con reservas y todo! Ella está animando a su marido para que se haga la vasectomía, pero él anda remiso porque tiene temor a perder sus privilegios de servicio en la congregación local, donde ostenta el cargo de siervo ministerial chusquero, ¡el hombre pasa micrófonos como un descosido...!
La pregunta que nos formula es la siguiente:
"¿Puede mi marido hacerse la vasectomía y conservar sus privilegios en la congregación?".
Hermana Paquita:
Tanto tú, como tu marido, sois un ejemplo de familia cristiana watchtoweriana: habéis traído al mundo 16 publicadores del Reino. Habéis sido muy valientes, ¡unos héroes teocráticos! Vuestra experiencia familiar debería aparecer en el
Anuario. Ya que, no podemos olvidar que la tasa de natalidad en España, fue 9,67 nacimientos por cada mil habitantes en el año 2012. Vuestro matrimonio ha pulverizado las estadísticas: ¡superando con creces la tan cacareada y bíblica "cuerda triple"! También, la Seguridad Social, estará encantada sabiendo que habéis aportado dieciséis cotizantes más.
No obstante, un apóstata como es debido, siempre debe remitirse a las publicaciones del Cuerpo Gobernante en busca de guía y dirección teocrática. En este caso, te adjunto las directrices que emite nuestra casta dirigente sobre este sensible y delicado asunto.
Como de costumbre, dirijo a los impenitentes lectores al
Diccionario Etimológico Watchtoweriense-Español, cuya próxima edición incluirá una entrada contestando esta pregunta vital --lo de "vital", lo es por lo menos para vosotros--. ¡Va por ustedes!
Esterilización (vasectomía e histerectomía): La estirilización masculina o femenina ha estado mal vista en la comunidad religiosa durante casi toda su historia, repercutiendo en las posibilidades –del varón-- de poder ejercer un cargo en la confesión religiosa. Sólo, por motivos de peligro en la salud de la madre, podría permitirse…, con condiciones y bajo un escrupuloso examen y decisión por parte de los ancianos de la congregación local. Es en el año tardío de 1996, cuando la entidad religiosa da vía libre, sin represalias de ningún tipo, considerando la esterilización voluntaria como un asunto personal y de conciencia en el que la comunidad religiosa local no debe inmiscuirse. Sin embargo, como es típico, en el año 1999, echaron marcha atrás, ¡dando una de cal y otra de arena!: “Si te haces la vasectomía, ¡que nadie se entere en la congregación! Si no, peligra tu cargo, o la posibilidad de alcanzarlo”.
En vista de estos puntos bíblicos, debe ser evidente que el dar a luz hijos tiene aprobación divina. De consiguiente, sería incorrecto el que uno se sometiera a la esterilización o aprobara la esterilización de su esposa simplemente porque no aprecia el don de Dios de las facultades de procreación. […]El que llene los requisitos para responsabilidad de congregación el varón que aprueba la esterilización debido a que su esposa está en una condición que encierra peligro, entonces, es algo que el cuerpo local de ancianos tendrá que considerar a la luz de los principios bíblicos. ¿Muestra su modelo de vida en conjunto que tiene un profundo respeto a la Palabra de Dios, o le da poca importancia a su consejo? ¿Se muestra concienzudo y serio en sus decisiones? Si su motivo al aprobar la esterilización se debiera a falta de respeto a las normas de Dios, esta actitud irrespetuosa probablemente se manifestaría también de otras maneras. […] Por supuesto, se tiene que considerar la actitud de la congregación. Si el asunto llegara a ser una cuestión de tal proporción que perturbara perceptiblemente podría limitar seriamente su habilidad para servir con eficacia. Considerando estos factores, los ancianos deben tomar su decisión entonces. La Atalaya, 15 de agosto de 1975, páginas 509-511.
No obstante, las leyes mencionadas muestran cómo ve Dios los órganos reproductivos, y dan a entender con claridad que sería incorrecto que una persona se sometiese a una operación que destruyese sus facultades procreativas por el mero hecho de no apreciar ese don. Perspicacia para comprender las Escrituras (1991), volumen 2, página 1113.
¿Son apropiados todos los métodos para limitar el tamaño de la familia? No. Tomando en cuenta que la vida es sagrada, la Ley que Dios otorgó a Israel decretaba que la persona que ocasionara un aborto fuese tratada como homicida. (Éxodo 20:13; 21:22, 23.) En cuanto a la esterilización, como la que se logra con la vasectomía, puede decirse que es una decisión que depende de la conciencia de cada uno, pues la Biblia no la menciona directamente. “Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gálatas 6:5.) Y dado que hay varios métodos de control de la natalidad, la orientación médica puede ayudar a la pareja a decidir cuál es el mejor para ellos. ¡Despertad!, 8 de octubre de 1996, página 14.
Pero los cristianos que no corren un riesgo tan poco frecuente y tan específico desean, sin duda, ser “de juicio sano” y dejar que el aprecio que Dios siente por las facultades de reproducción moldee su manera de pensar y actuar (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8; 2:2, 5-8). Eso reflejará su madurez y su disposición a seguir las pautas de las Escrituras. Ahora bien, ¿qué ocurre si llega a ser de conocimiento público que un cristiano pasa por alto despreocupadamente las opiniones de Dios? ¿No se pondría en entredicho que sea un buen ejemplo? ¿No resultaría perjudicada su reputación de tomar decisiones en conformidad con la Biblia? Esa preocupante mancha en la reputación de una persona afectaría, claro está, el que llenara los requisitos para tener privilegios especiales de servicio. No sería así necesariamente en el caso de quien se hubiera sometido a esta operación sin conocer todos los detalles (1 Timoteo 3:7). La Atalaya, 15 de junio de 1999, página 28.
http://es.scribd.com/doc/100676509/El-lado-comico-de-la-Watchtower-Edicion-21-de-julio-de-2012
Por lo tanto, visto lo visto, hermana Paquita, de una cosa puedes estar segura: ¡Hay que atar en corto al semental de tu marido! También, aunque habéis dejado claro --más allá de toda duda razonable-- ante los ancianos de congregación vuestro respeto por el don de la procreación, comparto tu preocupación ante el riesgo más que probable de que tu marido acierte en el tiro y nos sorprendáis con un retoño más. ¿Solución? Bueno, de optar por la vasectomía de tu marido Pepe, os recomiendo que no trascienda y los hermanos de la congregación se enteren; si no, tu marido podría perder lo que le preocupa más que lo de traer una nueva criatura al mundo..., ¡sus privilegios en la comunidad religiosa! O sea, ¡chitón!
Tampoco deberías olvidar que los del Cuerpo Gobernante, están viviendo a cuerpo de rey con el dinero de nuestras donaciones, sin saber lo que es pagar un recibo por algo ni pegar un palo al agua. No tienen hijos, ¡les es muy fácil decirles a los demás que sí los tengan! Vamos, ¡que no tienen más cara dura porque no entrenan!
De todas las maneras, y a modo de experimento, yo probaría a darle de tanto en tanto un capón en la cabeza a tu marido: ¡a ver si hay suerte y la conexión entre neuronas la vuelve a recuperar, recobrando el sentido para que pueda ver la importancia y la jerarquía de las cosas de la vida! Yo creo que tanto tú, como tus hijos, ¡necesitan más a un padre presente en el domicilio familiar que a un
siervo ministerial chusquero y ausente en el Salón del Reino! En fin, contra gustos...
Me despido como es habitual: Lo documentamos todo, todo y todo. ¿Quién es el padre de la mentira y las opacidades diversas? ¿Quiénes tiran la piedra y esconden la mano?