http://infocatolica.com/blog/infories.php/1101170956-testigos-de-jehova-y-transfus
Estimados camaradas víctimas de los indocumentados académicos del Cuerpo Gobernante:
La verdad es pertinaz, lo decimos una y otra vez. No nos cansamos. Además, ¿existe mejor manera de comenzar un domingo, dies Dominicus, que con una consideración bíblica y teocrática? Pues esta mañana, antes de coger nuestras carteras y bolsos para ir a predicar y recaudar donativos económicos para la etérea "obra mundial", nuestra compañera del Este peninsular Cati la Melindrosa, ha tenido la deferencia de remitirnos esta noticia con su correspondiente enlace..., ¡y gratis! Gracias, Cati, estás acumulando tesoros en los cielos y no como el Governing Body Bank que los tiene en hedge fund y cédulas hipotecarias.
¿Acaso existe un amor más puro que el de los apóstatas..., que lo damos todo sin esperar nada a cambio?
La noticia de hoy, procede Irlanda. El periódico digital http://www.rte.ie/news cuyo enlace tenéis arriba, nos remite a una sentencia judicial como Dios manda. El Departamento de Traducción Apóstata, a cargo del Topo Ajalvireño, ha tenido la gentileza de traducir la noticia a los lectores de lengua española. ¡Va por ustedes!
UNOS PADRES, TESTIGOS DE JEHOVÁ, PIERDEN CON UNA ORDEN JUDICIAL SOBRE UNAS TRANSFUSIONES DE SANGRE
A un niño pequeño se le administra una transfusión de sangre vital por orden judicial después que sus padres, testigos de Jehová, se opusieran a ello por convicciones religiosas.
La orden partió de un juzgado de guardia situado en el domicilio de un juez del Tribunal Supremo el pasado 27 de diciembre. La decisión judicial fue publicada hoy.
El Sr. Juez, Gerard Hogan, dijo que los tribunales tienen la jurisdicción y el deber de pasar por alto la convicciones religiosas de los padres cuando estas atentan contra la vida y el bienestar del niño.
El niño enfermó el día de Navidad, se le administró una transfusión sanguínea rápidamente después de que el Juez Gerard Hogan tomara la decisión en la madrugada del 27 de diciembre.
La salud de niño mejoró rápidamente y salió de peligro, dijo el tribunal.
En el día de hoy, el Sr. Juez, Gerard Hogan, explicó la razones por las cuales autorizó al hospital Children's University Hospital, ubicado en la calle Temple Street (Dublín) a administrar la transfusión sanguínea. También tomó las medidas para proteger la identidad del niño.
El juez dijo estar consciente de la obligatoriedad constitucional de que las decisiones judiciales se tomen en público, pero reconoció que tal audiencia pública no era posible en estas circunstancias, pero mencionó que dictaría una sentencia judicial en audiencia pública.
El bebé nació en el otoño de 2010, falleciendo su hermana melliza.
Su estado de salud se agravó por un ataque agudo de bronquitis en la noche de Navidad. Empeoró tanto ese día que dejó de respirar y tuvo que ser reanimado.
También padeció un episodio de hipoxia --la persona se ve privada un suministro adecuado de oxígeno-- lo cual "presagia malas consecuencias".
El niño había sido traslado desde otro hospital al de la calle Temple Street el 26 de diciembre, y su estado era crítico esa noche.
Sufría de una bajada en la hemoglobina, afectando su capacidad para aportar oxígeno a los órganos vitales y mantener las funciones cerebrales.
El juez dijo que lo que determina la necesidad de una transfusión de sangre es cuando la hemoglobina baja de ciertos niveles. A las 21,00 horas el 26 de diciembre la transfusión sanguínea era "absolutamente necesaria".
El Sr. Juez, Hogan, dijo que los padres estaban ansiosos por el bienestar del niño y buscaron el mejor cuidado médico, pero, como testigos de Jehová están totalmente opuestos a las transfusiones sanguíneas.
Los padres habían dado su consentimiento a que los médicos utilizaran ciertos componentes sanguíneos ese día por la mañana.
El hospital buscó una orden judicial para administrarle una transfusión sanguínea. Tuvieron que ir a la 1 de la madrugada al domicilio del juez a buscarla, el 27 de diciembre, y el juez les estuvo escuchando por una hora y cuarto. Los médicos le dijeron al juez que la vida del niño corría peligro y que no había ningún tratamiento alternativo a una transfusión. Los padres le dijeron al juez que ellos querían lo mejor para su hijo pero que, debido a sus creencias religiosas no podían permitir una transfusión sanguínea.
El tribunal previamente ya había autorizado una transfusión a otro hijo de la pareja y los padres parecían resignados a la orden judicial, explicó el juez.
Los padres le parecían gente "saludable y honrada" y preocupadísimos por el bienestar de su hijo, pero inamovibles en sus convicciones religiosas, dijo el juez.
Una repugnancia a la administración de productos sanguíneos es parte integral de sus creencias religiosas. El juez añadió que la constitución garantiza la libertad de conciencia y la libertad de religión. Y esto otorga a los padres el derecho de educar a sus hijos en sus creencias religiosas y sus puntos de vista filosóficos, pero este no es un derecho absoluto. El Estado tiene un interés primordial en asegurarse que los niños están protegidos y que este interés esté por encima de cualquier otro derecho constitucional, afirmó el juez.
No existe absolutamente ninguna duda que un tribunal puede intervenir en los casos que la vida de un niño, su bienestar general u otros intereses vitales de él puedan estar en juego, dijo el juez.
Añadió que es "incontestable" el que un tribunal tenga jurisdicción o esté legitimado en estos casos, "de hecho, es una obligación", pasar por alto las objeciones religiosas de los padres cuando la adherencia a estas creencias pueda suponer una amenaza a la vida del niño o su bienestar en general, sentenció el juez.
Con esto como base, fue legítimo el que el hospital administrase una transfusión de sangre u otros componentes sanguíneos a éste bebé.Fin de la traducción apóstata.
Querido Cuerpo Gobernante, ¡no más muertes inútiles! ¡No más mártires infantiles en aras de una verdad caduca! Os habéis enrocado en una doctrina cuya base bíblica es más que discutible. Vosotros sabéis de sobra que esto tiene fecha de caducidad, lo que pasa es que os falta el arrojo de admitir que os habéis equivocado de medio a medio..., ¡por miedo a las demandas judiciales que os caerían encima! Pero, después de todo, no tenéis por qué tener miedo: el dinero que tenéis no es vuestro..., ¡os lo hemos dado nosotros! Lo principal es irse al otro barrio con la conciencia tranquila y sin el cargo de conciencia de incontables muertes inútiles. ¿Qué es más importante, vuestra reputación o la vida de la gente? ¿Se puede tener amor cristiano cuando se manda a la gente a morir por una verdad que caducará?
Y, recordad; una cosa es libertad de religión y, otra --bien distinta-- coaccionar a los feligreses con el repudio social y familiar si no siguen vuestras directrices. Siempre denunciaremos la coacción.
Está pasando, lo estás leyendo, ¿te lo vas a perder?