Carmela |
Nuestro Ministerio del Reino, febrero de 1990, página 3 |
Estimados cofrades esquilmados por los del voto de pobreza y el santo pedir:
La década de los ochenta fueron años convulsos y fiesteros en el Betel de España: la kermés en el Parque de Atracciones de Madrid y las distintas ferias que se celebraban en Madrid: la de La Paloma, o la réplica de la Feria de Abril sevillana... todos fueron lugar de peregrinaje para los betelitas intrépidos que arrastraban y se dejaban arrastrar por la juventud teocrática ibérica.
Los betelitas de aquel entonces era la punta de la lanza de este movimiento bailongo. Copaban todas las fiestas y esto se extendió como la pólvora entre todos los ancianos de Madrid y alrededores que veían con mucha preocupación teocrática cómo la juventud se perdía incontrolablemente en el camino del baile, del placer y del pecado. ¿Cómo podían los ancianos llamar la atención a la juventud de su congregación para no que no fuesen a bailar... si lo betelitas eran los organizadores de tales eventos nada teocráticos? Lo peor de todo: la fama de lo que hacían los betelitas para divertirse, se extendió por toda la Península Ibérica. Los ancianos, en las escuelas ex profeso para ellos, hacían la misma y única pregunta: "¿Cómo podemos atar en corto a los jóvenes de nuestras congregaciones si los betelitas son unos nocturnos e inagotables bailaores de sevillanas y de cualquier forma de mover el esqueleto teocrático?".
El auténtico Juan Kurtz, entonces coordinador de la sede nacional de los testigos de Jehová en España, era el principal valedor de esta juventud betelítica intrépida y bajo su paraguas de protección pudieron ellos --junto con ellas-- bailar, bailar y bailar sin parar en aquellas largas noches castizas. Sin embargo, los halcones puritanos del Comité de Sucursal, no estaban contentos con el ambiente fiestero de la juventud teocrática e intentó poner coto a tanto movimiento corporal publicando un artículo en el boletín mensual interno de la confesión religiosa: Nuestro Ministerio del Reino, febrero de 1990, página 3.
Recuerdo que dicho artículo causó revuelo en el páramo ajalvireño. Incluso el verdadero Juan Kurtz, me dijo con cierto tono despectivo sobre la publicación de dicho artículo: "¡Esto son cosas de Alberto (Snake)!". La verdad es que la ofensiva teocrática y puritana llegó tarde, mal y nunca. La bola de nieve se había hecho muy grande y aquello era imparable. Los jóvenes habían aprendido, de la mano de los betelitas, a "disfrutar de su juventud de la mejor manera"... bailando sevillanas como posesos. Esto causaría un dolor y un crujir de dientes de todos estos halcones teocráticos que vieron con desesperación cómo la juventud ibérica había experimentado su particular "primavera de Praga" y ya no volverían jamás al soso e inerte Scattergories teocrático... ¡Habían encontrado algo más divertido y movidito!
El baile, como ocasión social, originó los futuros matrimonios de no pocos betelitas irredentos. Alguna de estas parejas están sirviendo como superintendentes viajantes en la actualidad. ¡No todos fueron unos perdidos!...
Pero si algo no podían superar los halcones del Comité de Sucursal era el peregrinaje anual a la Feria de Abril por parte de betelitas eméritos..., ¡les ponía de los nervios! Y este era l objetivo primordial de esta Caja de Preguntas: torpedear la linea de flotación de esta "Feria" que estaban fomentando betelitas insignes entre la juventud cristiana y teocrática ibérica. No la mencionan por nombre, pero todo el mundo sabíamos a qué se referían. Con este artículo de Nuestro Ministerio del Reino en mano, ahora los ancianos tendrían una herramienta precisa con la que controlar a la juventud en sus comunidades locales.
http://es.wikipedia.org/wiki/Feria_de_Abril
Por ejemplo, echad un vistazo a la serie de preguntas que formulan para sembrar la duda en el betelita sevillanero compulsivo:
¿Qué efecto tendría mi decisión sobre otras personas, por ejemplo, las más débiles? ¿Me expondré si necesidad a las malas compañías? ¿Me veré envuelto en un ambiente donde las bebidas alcohólicas fluyan muy libremente y donde la música continúe con todo su bullicio hasta las primeras horas de la mañana en holgorio desenfrenado? Ningún cristiano querría tener nada que ver con diversiones estrepitosas o juergas, ni siquiera con ambientes que rayaran en ellas. El cristiano maduro no trata de acercarse lo máximo posible a la conducta mundana, sino que se aleja todo lo que puede de ella.
Si los ancianos notan que algunos hermanos se están exponiendo a peligros por buscar compañías mundanas, hacer uso inmoderado de bebidas alcohólicas u otros excesos, tratarán bondadosamente de "reajustar a tales hombres con espíritu de apacibilidad", mostrándoles principios bíblicos guiadores que les ayuden a actuar de manera sabia. Nuestro Ministerio del Reino, febrero de 1990, página 3.
Pero en su particular cruzada, el ala conservadora, no se conformaría con la publicación de este artículo, sino que irían más allá. Primero, defenestraron al principal valedor de estos muchachos betelitas que optaban por las "sevillanas" como vía de escape: los generales traicionaron al mismísimo Juan Kurtz --así se sintió él y así nos lo explicó a la gente de su confianza-- y lo enviarían portes pagados a la central mundial en Nueva York... donde le atarían en corto en un presunta e hipócrita cura de desintoxicación etílica. Una vez se quitaron del medio al principal obstáculo, fueron realizando progresivas limpiezas étnicas, eliminando a los kurtzitas del páramo ajalvireño que una serie de ERE (expediente de regulación de empleo) teocráticos..., ¡y aquí paz y después gloria!
Sin embargo, los hechos dejan claro que no se pueden poner puertas al campo. Ahora, la juventud testiguil no frena ni en las curvas. No paran ni para coger impulso. Los caciques están en otra dimensión, lejos de la obstinada realidad. Ellos legislando como posesos y la juventud haciendo de su capa un sayo. Dos mundos aparte que se juntan dos horas dos días por semana en el Salón del Reino..., esa es toda su coincidencia. Después; cada mochuelo a su olivo, cada oveja con su pareja y cada uno en su casa y Dios en la de todos.
Como siempre, acabo con mi eslogan preferido: lo documentamos todo, todo y todo. ¿Quién es el padre de la mentira y de la opacidad financiera en el nombre de Dios?
NOTA:
Quiero dar las gracias a nuestra intrépida hermana Carmela, esposa devota y fiel precursora, mientras su marido se encuentra ocupadísimo en su afán por escalar posiciones dentro de la estructura organizativa teocrática..., se siente descuidada y despechada. Así, desde las tranquilas aguas de la costa almeriense, de nuevo colabora con la Honorable Resistencia Apóstata, enviándonos este artículo que diseccionamos hoy.