Manuela (la Mallorquina) |
Boletín interno: Nuestro Ministerio del Reino, marzo de 1992, página 3 |
Estimados cofrades exprimidos cual limones por los de la esperanza celestial y trianera:
Lista de precios de las publicaciones de los testigos de Jehová |
Sin embargo, el cambio de política en el tema de la distribución de las publicaciones publicadas y vendidas por la confesión religiosa, ¡utilizando mano de obra gratuita!, no viene como resultado de alguna visión o inspiración del Espíritu Santo. De hecho, esto viene como resultado de ver las orejas al lobo, tanto a nivel nacional como internacional:
Ahora, volviendo al artículo inicial, con el que hemos empezado esta entrada, cuando se impone el nuevo sistema de "donación" por literatura, resulta que los publicadores más avispados se quedan con cara de póquer, preguntándose: de modo que ahora, cuando recojo literatura en el Salón del Reino con el fin de distribuirla entre el público, debo ser yo quien sufrague el costo con una obligatoria donación voluntaria y, además, cuando se la ofrezca al transeúnte debo pedirle un donativo para la Obra Mundial que se sostiene que donaciones voluntarias..., ¡y también este dinero debo remitirlo a la sede nacional de los testigos de Jehová en España! ¿No se está cobrando dos veces por el mismo producto? Esto es lo que contesta la sede nacional en España, aunque la respuesta viene de la central mundial en Nueva York, en el boletín mensual interno:
LA CAJA DE PREGUNTAS
¿No estaríamos donando dos veces por la literatura si hacemos una donación en las cajas de contribución para la "Obra mundial de la Sociedad" cuando obtenemos la literatura y después depositamos también las donaciones que recibimos en el campo?
No. Las donaciones que se depositan en las cajas de contribución para la "Obra mundial de la Sociedad" no sufragan solo la literatura. Tanto los publicadores como las personas en el territorio que demuestran interés sincero reciben la literatura sin que se les cobre. Las donaciones de los publicadores se emplean en mantener sucursales, hogares Betel, escuelas misionales y ministeriales, superintendentes viajantes, misioneros, centros de distribución de literatura y muchos otros servicios necesarios para cumplir con la asignación que Jesús dio a sus discípulos. El publicar literatura es solo una pequeña parte de esta obra.
Por consiguiente, cuando recibimos donaciones de personas que muestran interés sincero, no debemos decir que su donación es "por la literatura". Como hemos explicado, los que realmente desean leer la literatura la reciben sin costo alguno. Cualquier donación que hagan se usará para sufragar los gastos de la obra mundial. Lo mismo aplica a las donaciones de los publicadores y las contribuciones generosas que las congregaciones han enviado a la Sociedad para cubrir el coste del depósito de la literatura de su congregación.
Fin de la respuesta íntegra.
Esta respuesta aparecida en Nuestro Ministerio del Reino, era un breve resumen de una carta que envió la sede nacional en España a todas las congregaciones. Una carta de cuatro páginas, fechada el 24 de marzo de 1992, que debía ser leída públicamente en las congregaciones. Sin embargo, en la última hoja, a pie de página había una nota:
Carta cortesía de Nízam (el Ojo que todo lo ve) |
En definitiva, nuestra entidad religiosa se vio en la obligación de cambiar de sistema de "cobro" ante el peligro de que se le empezasen a cobrar impuestos por los productos vendidos, ¡como a todo hijo de vecino! En un principio pensaron que esto sería la cuadratura del círculo: los publicadores --miembros apoquinantes de la comunidad religiosa-- donarían/pagarían dos veces por el mismo producto: con su dinero y con el que recaudaran del transeúnte despistado.