La Atalaya, 15 de noviembre de 2014, página 12, párrafo 15 http://www.jw.org/es/publicaciones/revistas/w20141115/ |
Estimados camaradas ignorados y ninguneados por las caciques teocráticos:
La hermana Conchita, desde Barbará del Vallés (Barcelona), nos escribe porque tiene inquietudes espirituales y no se fía de los ancianos de su congregación, ¡dice que no tienen criterio propio y menos papeles académicos que un conejo de monte! Sabe que nosotros, los apóstatas impenitentes, documentamos todo, todo y todo. La pregunta que ella nos formula, es la siguiente: "¿Por qué los testigos de Jehová podemos aceptar ciertos componentes sanguíneos y tenemos prohibido donar sangre? ¿No es incongruente moralmente nuestra posición? ¿No podrían acusarnos con todas las de la ley... de caraduras teocráticos?".
Bueno, hermana Conchita, ante todo hay que agradecerte que tengas más confianza en los apóstatas de pro que en los ancianos de tu congregación... ¡por algo será! Nosotros, no te mareamos la perdiz ni te saldremos por los cerros de Úbeda. Documentamos nuestra afirmaciones con las publicaciones oficiales de nuestra mismísima entidad religiosa del notorio arraigo y olé. ¡Eso es lo que más les duele!
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, La Atalaya 15 de noviembre de 2014, página 12 y párrafo 15, dice lo siguiente sobre la donación de sangre por parte de los testigos de Jehová:
"Médicos, enfermeros y muchas otras personas que ven las transfusiones como un medio para salvar vidas le piden a la gente que done sangre. Sin embargo, nosotros sabemos que Jehová, el Creador, es el único que tiene derecho de decidir cómo usar la sangre, y para él, "cualquier clase de sangre" es sagrada. Resolvámonos, por tanto, a obedecer la ley de Dios sobre la sangre". La Atalaya 15 de noviembre de 2014, página 12 y párrafo 15.No es una postura nueva la de no donar sangre, seguidamente os paso algunas citas literales en orden cronológico de publicaciones oficiales de la entidad religiosa:
Debemos tener cuidado al tratar de justificar la utilización de las transfusiones de sangre, sobre la presunción de que como salvan vidas debe ser algo aceptable a la vista de Dios. Se piensa solo en los beneficios, pero pocas personas se paran a pensar en cuántas vidas no han podido salvar y en cuántos perjuicios han ocasionado tanto en el que dona sangre como en el que recibe la transfusión sanguínea, cuya recuperación se atribuye a tales prácticas médicas. Solo por el hecho de que la sangre del donante se transfunde directamente en el sistema circulatorio sanguíneo de quien la recibe, en lugar de introducirla directamente en el estómago para que posteriormente pase al sistema sanguíneo eso no significa que no equivalga a comer sangre y por lo tanto una transgresión del pacto con Noé contra el introducir sangre de alguna criatura en el cuerpo humano. Esto supone comer la sangre de otra persona de manera que reemplacemos por la vía rápida un sistema circulatorio sanguíneo deficiente. De modo que, supone quebrantar el pacto de Dios concerniente a la santidad de la sangre. El mayor perjuicio que se puede ocasionar no es el físico, sino el desprecio por el pacto y el mandamiento del Gran Dador de la vida, Jehová Dios.
Atentamente honrando Su nombre,
WATCH TOWER BIBLE AND TRACT SOCIETY
8 de octubre de 1949
The Watchtower, 1 de diciembre de 1949, página 368.
http://wtarchive.svhelden.info/archive/en/Watchtower/w1949_E.pdf
La Atalaya, 1 de julio de 1961, página 415 |
Sin embargo, si rehúsa reconocer su disconformidad con la norma cristiana requerida y hace del asunto un punto en cuestión en la congregación cristiana y trata de influir en otros en eso para que le apoyen; o si en el futuro persiste en aceptar transfusiones de sangre o en donar sangre para llevar a cabo esta práctica médica en otros, muestra que realmente no se ha arrepentido, sino que se opone deliberadamente a los requisitos de Dios. Cual opositor rebelde y ejemplo infiel a los otros miembros de la congregación cristiana tiene que ser cortado de ella por medio de ser expulsado. La Atalaya, 1 de julio de 1961, página 415.
https://archive.org/details/ExpulsionPorTransfusionDeSangre2
En consecuencia, cuando dedicamos nuestra vida a Dios ciertamente debemos cuidar de usar lo que representa la vida, nuestra sangre, en armonía con su ley. Por lo tanto, éste, el mayor de los mandamientos, indica que un cristiano dedicado no tiene la libertad de donar su sangre vital para que alguna otra persona la use. La vida pertenece a Dios, y estamos libres para darla solo a él en su servicio. Tampoco sería correcto presentar el argumento de que el amor al prójimo exige que uno
dé sangre. No es amor al prójimo el colaborar con él en violación de la ley de Dios. Y puesto que la Palabra de Dios indica que es incorrecto aceptar una transfusión de sangre, también es incorrecto dar uno su sangre para transfusión. La Atalaya, 15 de marzo de 1962, páginas 177 y 178.
Según el artículo, muchos “grupos científicos y teológicos” favorecen una redefinición de la muerte. La nueva definición clasificaría como “muerto” a cualquier persona cuyas funciones cerebrales hubiesen cesado plenamente, produciendo un estado de “coma irreversible.” ¿Entonces qué? Se hace la sugerencia de que, aunque ahora están legalmente “muertos,” los cuerpos todavía se podrían mantener respirando y funcionando por medio de respiradores en hospitales especiales, si se deseara, por un período de años. Esto podría abrir el camino para “granjas de cadáveres que requieren alimentación y conservación, a fin de ser cosechados.” Estos “neomorts” —legalmente “muertos,” pero en realidad cuerpos vivos— se podrían usar entonces, dice el artículo, para entrenar a estudiantes e internos médicos, que podrían practicar procedimientos quirúrgicos, incluyendo amputaciones. Órganos principales podrían ser catalogados y “computarizados” para pronta disponibilidad en trasplantes. Las personas ‘legalmente muertas’ podrían ser “sangradas periódicamente” a fin de suministrar sangre para transfusión.
Reconocidamente, el artículo presenta estas ideas solo como posibilidades. Sin embargo, es interesante notar que el autor dice que el precedente inicial de todo esto es la “donación de sangre” y el “precedente en la sangre de mercantilismo.” En contraste, la Biblia inculca respeto para los cuerpos de la gente, aun para los que realmente están muertos (no solo en un “coma irreversible”). (Gén. 23:1-6; 49:29; 50:24-26; 1 Sam. 31:8-13) Pero hoy los hombres se proponen ‘canibalizar’ a cuerpos al por mayor. Y aun ese término parece demasiado benigno... pues los caníbales nunca mantuvieron “granjas” de cuerpos humanos para ser “cosechados.” Esto muestra adónde pueden llevar las cosas una vez que los hombres empiezan a violar las normas de la Biblia, incluso su prohibición de introducir la sangre de otra criatura en el propio cuerpo de uno.—Vea Deuteronomio 12:23; Hechos 15:28, 29. La Atalaya, 15 de junio de 1975, página 368.
Para algunas personas quizás parezca humanitario el que unas personas donen sangre que se haya de utilizar con propósitos de transfusión. Es obvio que por lo menos algunos individuos creen que hay mérito religioso y beneficio espiritual en hacer esto. Sin embargo, cuando se considera desde un punto de vista bíblico, ese “sacrificio” no es de ningún provecho para el donador y en realidad viola la ley de Dios.
El sabio rey Salomón del antiguo Israel reconoció apropiadamente en oración a Dios que “no hay hombre que no peque.” (1 Rey. 8:46) Y ningún ser humano imperfecto y pecaminoso puede suministrar un “sacrificio” que lo pudiera absolver de sus propios pecados o pudiera tener tal efecto en los pecados ajenos. Solo el sacrificio de rescate de Jesucristo tiene este poder limpiador. Como escribió sobre esto el apóstol cristiano Juan a compañeros de creencia: “La sangre de Jesús . . . nos limpia de todo pecado.”—1 Juan 1:7; Sal. 49:6-8.
Además, la ley de Dios a su pueblo de tiempos antiguos especificaba que la sangre, sacada de un cuerpo, no se debía usar para ninguna cosa, sino que había que deshacerse de ella. (Deu. 12:16) Posteriormente, de los cristianos se requirió específicamente que se ‘abstuvieran de sangre.’ (Hech. 15:28, 29) Por eso, ‘donar sangre como sacrificio’ no es ni eficaz ni tiene la aprobación de Dios.
La Atalaya, 1 de noviembre de 1977, página 647.
Donaciones de sangre y de otro tipo: De vez en cuando, en muchas escuelas se pide que los estudiantes hagan donaciones a una causa u otra. A veces se pide sangre para emplearla en transfusiones. Sin embargo, lo que entendemos del mandato bíblico de que nos ‘abstengamos de sangre’ es que la sangre no debe comerse ni usarse de ninguna otra manera. Por tanto, como asunto de conciencia, ni damos ni aceptamos sangre. (Génesis 9:4-6; Levítico 17:10-14; Hechos 15:19, 20, 28, 29.) La Escuela y los Testigos de Jehová (1983), Páginas 22-25.
Un estudiante que organizaba actividades escolares también intervino en las conversaciones del joven Testigo. Era un fumador y bebedor empedernido. Una vez quiso golpear a dos condiscípulos que habían aprendido la verdad con los Testigos. Debido a que habían aceptado la verdad, habían rehusado participar en una protesta estudiantil, y tampoco quisieron dar sangre en una campaña de donación de sangre que este estudiante había organizado. Este joven ahora se siente feliz de ser un testigo de Jehová que hace resplandecer su luz. La Atalaya, 1 de agosto de 1992, página 25.
A veces, el médico recomienda al paciente la extracción de parte de su sangre semanas antes de la operación (donación autóloga preoperatoria) para que, en caso necesario, pueda transfundirle su propia sangre almacenada. Sin embargo, extraer, almacenar y transfundir la sangre contraviene directamente lo que se dice en Levítico y Deuteronomio. La sangre no debe almacenarse; debe derramarse, devolverse a Dios, por así decirlo. Es cierto que la Ley mosaica no está en vigor hoy. No obstante, los testigos de Jehová respetamos los principios divinos que contiene y estamos resueltos a ‘abstenernos de sangre’. Por lo tanto, ni donamos sangre ni la almacenamos para transfundirnos posteriormente una sangre que debía haberse ‘derramado’. Esta práctica está en conflicto con la ley de Dios. La Atalaya, 15 de octubre de 2000, páginas 30 y 31.
La Biblia manda a los cristianos que “se abstengan [...] de la sangre” (Hech. 15:20). Por eso los testigos de Jehová rechazan toda transfusión de sangre completa o de cualquiera de sus cuatro componentes principales: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma. Además, no donan sangre ni aceptan que se almacene la suya para transfundírsela después (Lev. 17:13, 14; Hech. 15:28, 29). Nuestro Ministerio del Reino, noviembre de 2006, página 3.
Por respeto al mandato “sigan absteniéndose [...] de sangre”, los testigos de Jehová nos negamos a donar sangre, recibir transfusiones o almacenar la propia sangre para reinyectarla más tarde. Y tampoco aceptamos ninguno de sus cuatro componentes principales: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma. Manténganse en el amor de Dios (2008), página 77.
La doble moral del Cuerpo Gobernante --congénita-- queda reflejada con diáfana claridad en este asunto de la prohibición de donar sangre. Mientras tanto, los testigos de Jehová sí podemos beneficiarnos de componentes sanguíneos de sangre donada por terceros. En la siguiente imagen podemos ver los componentes sanguíneos prohibidos y permitidos por el cuerpo eclesiástico de los testigos de Jehová, según aparecen en el boletín mensual interno de la confesión religiosa:
Nuestro Ministerio del Reino, noviembre de 2006, páginas 5 y 6 |
Hermana Conchita, como puedes ver, los apóstatas no somos como el portavoz de la confesión religiosa en España que, cuando habla de este tema concreto ante los medios de comunicación se escapa como agua entre las manos. Nosotros no empleamos demagogia watchtoweriana, ni tampoco estamos inmersos en una "guerra teocrática" donde todo vale..., ¡incluso la mentira! Aquí tienes documentación a espuertas. Tú puedes leer y tú puedes llegar a la única conclusión posible. ¿Dónde dice la Biblia qué componentes sanguíneos puede utilizar el cristiano, y cuáles están prohibidos?... Sencillamente, no lo leerás en ningún sitio de la Biblia. No existe nada al respecto. Esto se lo han sacado de las chistera teocrática los "magos" del Cuerpo Gobernante. Estos pedigüeños de lo único que entienden es de amasar dinero, ¡de eso sí que saben!...
Por lo tanto, actúa según tu conciencia..., sin interferencias teocráticas de estar por casa. Por poner un ejemplo: Jesucristo dio su sangre por toda la humanidad, para que todos tuviéramos vida. ¡Mayor ejemplo que este no existe!...
La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. ¿Quién es el padre de la mentira y de los infinitos chanchullos teocráticos variopintos?