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sábado, 27 de abril de 2013

Cuando las vacunas eran demoníacas

Leandro Leal (anciano fiel)
Niña afectada por el virus de la viruela http://es.wikipedia.org/wiki/Viruela




El B.O.E.: Consolation, 31 de mayo de 1939

     Estimados camaradas ocultos en las catacumbas del páramo:

     El hermano y cofrade, Leandro Leal, es un anciano que ejerce en una congregación del centro peninsular.  En el maestro del mimetismo.  Pasa por ser el sirviente más fiel del Cuerpo Gobernante: habla mucho y no dice nada, sus oraciones son largas y las acaba pidiéndole a Dios que siga iluminando al Cuerpo Gobernante para que nos pueda dar el alimento al debido tiempo, después de presentarse en la "Salida" (reunión previa en un domicilio particular donde se reúnen los miembros de la entidad religiosa antes de salir a captar nuevos adeptos) suele irse directamente a su casa o se va de capilla en capilla visitando todos los bares que hay en el recorrido hasta su domicilio.  Dice que necesita evadirse del calvario que está viviendo y reconoce que encuentra en los bares el consuelo que no halla en el Salón del Reino.  Sibilinamente, indica a los hermanos que Internet es una herramienta muy útil, donde podemos localizar información importante sobre los testigos de Jehová y el Cuerpo Gobernante..., ¡es un crack!

     En el día de hoy, nos remite a un artículo publicado en una de las dos revistas que edita nuestra confesión religiosa, tenemos la versión original y primigenia en idioma inglés, por ese motivo nuestro traductor apóstata, el Topo Ajalvireño, nos traducirá lo más significativo a la lengua de Cervantes que hablamos unos 500 millones de personas..., ¡como testimonio a todas las naciones!  Consolation, May 31, 1939, páginas 3-10 (31 de mayo de 1939.  Consolación corresponde a la actual ¡Despertad!).  Hoy, resumiremos 4 de las 8 páginas que abarca este artículo, teocrático al más no poder.  ¡Va por ustedes!

          EL CRIMEN DE LAS VACUNAS
     Mientras los clérigos progresan explotando las perplejidades de la gente, y los políticos prosperan gracias a los problemas que crean sus propias acciones de gobierno, así la profesión médica mercantiliza a la gente por medio de rentabilizar las enfermedades las enfermedades físicas que éstas padecen.  Mientras los eclesiásticos inoculan a la gente con sus envenenadas doctrinas espirituales, el personal médico los inoculan con vacunas mortíferas.  ¡Cómo se debe reír el Diablo de esta cruel inocentada en la que se dice que por medio inyectar tejidos enfermos los cuerpos alcanzan la salud, y que la inmunidad se consigue por medio infectar el torrente sanguíneo!

     Si el Colegio Oficial de Médicos hubiese existido en los días de Cristo hubieran insistido en vacunar a Jesús, con el pretexto de que Él no estaría en buenas condiciones hasta que se le inyectara alguno de esos 1.300 asquerosos y purulentos sueros y vacunas.  Tampoco hubiera hecho ningún bien María protestando.  Ellos se hubieran reído a carcajada limpia de las objeciones y la consternación de ella, encarcelarían a José (como ellos lo hicieron con John Marsh, de la localidad de Carlisle, Pennsylvania), reducirían a María, y finalmente vacunarían a Jesús de todas formas, a la fuerza.  Ellos no hubieran tenido ningún tipo de remordimiento por hacer esto, como actualmente tampoco lo tienen por hacerles lo mismo a los seguidores de Cristo, al más pequeño de los hermanos de Jesús.  María y José, pudieron escapar de las garras de Herodes, pero les hubiera sido muy difícil escapar de la mirada atenta y de los largos tentáculos del Colegio Oficial de Médicos.
[John Marsh, padre de ocho hijos, estuvo encarcelado durante 377 días, por oponerse a la ley estatal y no vacunar a sus hijos contra la viruela]. http://news.google.com/newspapers?nid=1898&dat=19380316&id=FfI0AAAAIBAJ&sjid=mm0FAAAAIBAJ&pg=4255,1388665
      El ejemplo hipotético planteado anteriormente, se ha hecho para enfatizar la absoluta iniquidad de la totalidad de la vacuna y el proceso de elaboración del suero, también de los que lo promueven y de los que se enriquecen con ello.  La propuesta de ellos se reduce al dictamen de que las criaturas de Dios, incluso si rebosan de salud y belleza, no están preparadas para la vida hasta que el Colegio Oficial de Médicos les inyecta una o más vacunas y sueros; cuantos más, mejor.  A pesar de que alguno puede tener la sensación de que tal práctica no es nada irreverente, los escrúpulos de conciencia son ignorados y pasados por alto violentamente.

     El Colegio Oficial de Médicos no está contento con una sola vacuna.  Habría poca ganancia.  Se recomiendan vacunas de varios tipos, y, hasta donde es posible, insisten que se hace para "proteger" al individuo contra enfermedades conocidas y desconocidas.

                        ¡Qué descubrimiento!

     ¡Qué descubrimiento por parte de la profesión médica al enterarse que las personas sanas necesitan de sus servicios (por un precio)!  El mundo siempre fue bien cuando se percató del hecho que; la limpieza, la moderación en la dieta, aire fresco, ejercicio físico y seguir otras normas sanitarias naturales, han sido los mejores medios preventivos contra la enfermedades; cuando ahora los médicos deciden que aún las personas que aparentan estar sanas y con expectativas de una vida tan larga como Matusalén, no están verdaderamente bien hasta que reciben unas pocas vacunas y sueros; cuantas más vacunas reciba, tanto más sano estará el individuo.  ¿Dónde estarían hoy los médicos y los traficantes de sueros si no fuese por este "maravilloso descubrimiento", y por el descubrimiento adicional de que pueda recurrirse a la ley para que nadie pueda escaparse: "Tienes que vacunarte, ¡o te vas a enterar! ?".

     Por cierto, con el:  "¡o te vas a enterar!, los negocios han llegado a ser excesivamente prominentes desde que el mundo "es seguro para la democracia" [Woodrow Wilson].  Tú tienes que vacunarte; tus hijos especialmente, "¡o te vas a enterar!".  Tú tienes que saludar a Hitler, o a Mussolini, o la esvástica, o la bandera, "¡o te vas a enterar"!  Esta tendencia debe ser vigilada, y debemos oponernos a ella.  Es la esencia del totalitarismo y la negación de los derechos humanos más elementales.  Esto nos lleva a formularnos la siguiente pregunta: "¿Hará usted esto o aquello porque es lo correcto y lo propio, o loo hará por temor a las represalias y el castigo, sin importar si es lo correcto o no?".  Es como el ultimátum de un mafioso: "Cuando te abofeteen vas a aceptarlo y te va a gustar" [diálogo de la película El Halcón Maltés].  Es el espíritu de Satanás.

     Te tienes que vacunar, "¡o te vas a enterar!".  Ese, "¡o te vas a enterar!" puede significar mucho; los niños pueden ser expulsados de los colegios, los padres pueden ser detenidos por no llevar a sus hijos al colegio, a pesar de que el niño se presente cada día en el colegio y no se admita su entrada.  El padre puede perder su puesto de trabajo.  La familia pudiera haber querido para ser obligados a solicitarlo por la presión.  Entonces los representantes de "la ley y el orden" se meten y vacunan al niño a pesar de las objeciones bien fundamentadas de los padres.  El caso de John Marsh es un ejemplo de cómo los médicos, por medio de "las leyes" aparcan a un lado el derecho inalienable del individuo sobre qué se debe hacer con su propio cuerpo, y los cuerpos de sus hijos.  La vacunación es en realidad una agresión contra el individuo y una violación de su cuerpo.  De esta manera, por la introducción de un simposio de puntos de vista y análisis sobre el tema "Las vacunas y los sueros", con algunas observaciones adicionales sobre la vivisección, y cómo pueden estar estrechamente relacionadas.  Tal como la vivisección y la experimentación quirúrgica con animales son prácticas médicas, así la inoculación de sueros y vacunas es virtualmente un experimento con criaturas humanas.  El siguiente material didáctico se ha compilado de varias fuentes, las cuales se indican, y constituyen la narración de una selección de hechos en apoyo de la contienda de tales prácticas que son criminales en extremo, a pesar de que las leyes humanas apoyen el lado contrario.

Cómo se elabora el virus de la vacuna contra la viruela

     Un ternero yace sobre una mesa de operaciones, en la zona del estómago se le afeita una porción de 30 a 38 centímetros cuadrados, y se le practican un centenar de incisiones.  Sobre estas incisiones, se le coloca una vía por la que gotee un suero (una mezcla de la vacuna de la viruela filtrada a través de una solución de glicerina) con el que se frota toda la zona de incisiones.  Aparece la fiebre y el animal se enferma notablemente.  A los pocos días aparecerán las vesículas en la piel, se formaran las costras, y empezará la supuración de impurezas de varias clases procedente de la sangre del animal, en forma de pus, a través de las vesículas.  Después de seis días este proceso de eliminación llega a tal extremo, que las vesículas están llenas de pus, células putrefactas, etc., y una costra se forma en sobre la zona infectada.  El ternero es atado otra vez en la mesa de operaciones.  La zona inoculada es lavada con agua caliente, y, separadamente, cada vesícula es rodeada con una abrazadera.  Se retira cuidadosamente la costra con el filo de un bisturí; y la piel muerta, la linfa, el pus venenoso y la sangre son exudados y transferidos a una pequeña incubadora.

     A esta horrible masa pútrida se le añade igual cantidad de glicerina, y se mezcla completamente con ayuda de un pequeño motor eléctrico.  Tan pronto como la masa es homogénea se coloca en otra incubadora y pasado por un tamiz muy fino, con el fin de eliminar las partículas de carne putrefacta, cabello, etc.; entonces se bate de nuevo la masa, mezclándola completamente, es transferida a tubos y distribuida por todo el país como linfa pura de ternera, cuando en realidad no existe tal cosa como linfa pura.  Es esta cosa podrida la que nuestras autoridades sanitarias, consejos escolares y médicos de familia insisten  --cada año--   en introducirla directamente en el torrente sanguíneo de millones de escolares.

     Pero esto no es lo peor.  El Dr. S. Monckton Copeman, de la Victoria University, en Manchester, el 25 de abril de 1904, dijo:
"El material óptimo se encuentra en la pulpa de la vesícula, obtenida en la sala de autopsias, de casos leves de viruela en personas que han fallecido durante los estadios tempranos de la enfermedad".
     El Dr. Copeman va un paso más allá y no explica como, una vez se ha obtenido dicha "pulpa" y es mezclada con glicerina, se inocula en monos, después en becerros, y entonces en nuestros niños.  La vacuna linfática compuesta de la contenido de las vesículas de los granos de un paciente vivo es algo asquerosamente insalubre, y, nosotros afirmamos, que claramente es un producto ilegal.  Pero, ¿qué se puede esperar de algo que se fabrica a partir de las llagas pútridas de un cadáver que ha padecido la viruela?  --  California Animal Defense and Anti-Vivisecction League, Inc., Los Angeles.  http://es.wikipedia.org/wiki/Viruela

     Ella Maillart, en el semanario John o' London's Weekly, nos dice cómo se produce la vacuna contra el tifus creada por (Rudolf) Weigl: A un cerdo de Guinea, se le inyecta sangre de una persona enferma con tifus, pero para poder producir una vacuna eficaz para los humanos, la enfermedad debe ser transmitida por piojos.  El laboratorio Peking, tiene una granja para criar estos insectos, la única en el mundo.  Los chinos que se recuperado del tifus y son inmunes, se presentan dos veces al día para que los piojos se alimenten de éstas personas.  Durante una hora y media, los piojos absorben la sangre (de los humanos), que es lo que necesitan.  Con cada una de las piernas un hombre alimenta a 100 piojos, se alojan en pequeñas cajas que tienen una redecilla en uno de sus lados.  Los hombres que alimentan a los piojos a menudo son mendigos andrajosos sorprendidos de que les paguen dinero por alimentar a estos parásitos, cuando ellos habitualmente los llevan consigo todos el días y sin cobrar nada por ello.

     El viejo método de recolectar pus para inyectarla en el torrente sanguíneos de los seres humanos emana de un ternero, y cuando el ternero estaba lo suficientemente enfermo, y el pus estaba los suficientemente descompuesto, era recolectado y la "pura" putrefacción de origen incierto estaba lista para que produjese parálisis infantil, ceguera o cualquier otra enfermedad, aparte de la viruela del ganado que pudiera tener  previamente  --o posteriormente--   a ser inoculada con el virus de la viruela humana.  Todo esto se ha mejorado ahora con un método japonés.  Los japoneses cogen la misma cosa asquerosa, la mezclan con "jugo de carne", ciertos tejidos procedentes de huevos podridos de gallinas y otras cosas que seleccionan; y ya está lista para para inocularse en humanos sin necesidad de utilizar terneros.  Ciertamente "el mundo se mueve".  Para asegurarse que toda esta cosa va bien y es aceptable para ser inoculada en los ciudadanos occidentales, ellos se la inocularon a 2.500 pacientes en uno de sus hospitales.  Ahora está por ver si los productores de pus estadounidenses pueden ponerse a la altura e imitar dicha estrategia.  De otro modo, el comercio con el pus se lo llevarán los japoneses. http://es.wikipedia.org/wiki/Tifus

     Métodos para incrementar las ventas de las vacunas

     El Dr. John P. Koehler, Secretario de Salud en Milwaukee, Wisconsin, francamente describió el método sorprendente para incrementar las ventas de cualquier vacuna, ellos deciden imponérselo al público, de la siguiente manera:
"Esto lo intentamos hacer de tres maneras.  Primero, a través de la educación.  Segundo, metiéndoles miedo.  Tercero, presionándoles.  Durante los meses de marzo y abril, tratamos de educar y vacunar a únicamente 62.000 personas.  En el mes de mayo, utilizamos el miedo y la presión, vacunando a 223.000 personas".
     No contentos con esto, como todavía quedaría mucha gente que no estaría dispuesta a ser educada o a que le metiesen miedo, los funcionarios obligan por la fuerza a todos los empleados a vacunarse, o se vacunan o pierden el puesto de trabajo.  --  California Animal Defense and Anti-Vivisecction League, Inc., Los Angeles.

     La vacunación obligatoria

     No puedo entender cómo se puede obligar a alguien a vacunarse contra su voluntad.  Nosotros, los que nos hemos vacunado, no tenemos que tener ningún miedo por alguien que no esté vacunado, a menos que estemos tristemente equivocados acerca de la eficacia de la vacuna.  He observado que los funcionarios del Ministerio de Sanidad que más persiguen a las personas que no desean ser vacunadas, generalmente son de una reputación y honestidad cuestionables. Al aparentar un gran interés en la protección de la salud pública de esta manera tan despreciable, los timadores y maleantes se enquistan en sus empleos en las comisiones sanitarias y cobran dinero ilícito por su gestión, logrando escaparse de un escrutinio de su conducta por parte del público.  --  Dr. William Brady, en el Sentinel, de Milwaukee.

     El obligatorio envenenamiento de la sangre

     Si alguien le preguntara a usted si es creyente y partidario de envenenar la sangre, usted no dudaría en responder un enfático no.  Si alguien le preguntara a usted si es creyente y partidario de las vacunas, tal vez respondería afirmativamente: y sin embargo, la práctica de la vacunación no es otra cosa distinta que la de envenenar deliberadamente la sangre.

     Si usted nunca ha dudado de la supuesta virtud de esta práctica, puede que se sienta predispuesto a tomar en cuenta la siguiente declaración.  Si esto es verdad, entonces, lo que sigue sería todavía más interesante para usted.  La práctica de la vacunación, consiste en introducir en el sistema una substancia llamada "virus de la vacuna".  ¿Se ha parado usted a pensar qué es este virus y cómo se obtiene?  En realidad es la viscosa, las venenosas supuraciones de las úlceras de un ternero enfermo.
[La viñeta de la página 5, se explica por sí misma.  No obstante, os daremos una explicación detallada:  Es un local que se llama "Bar de Vacunas y Sueros".  El letrero que hay en la barra del bar, en la parte inferior izquierda, dice: "Para sus males pruebe nuestros licores de pus".  El camarero que agita la coctelera, sobre el pecho, tiene unas iniciales: A.M.A. (Asociación Médica Estadounidense), el equivalente al Colegio Oficial de Médicos en cualquier país; además, añade lo siguiente: "Cócteles oficiales".  Hay cuatro copas sobre la barra, con cuatro bebidas distintas: pus de ternera, pus de caballo, pus de gato y pus de perro.  La persona apoyada en la barra del bar, con la copa en la mano, le han puesto el nombre de "John Public"; que viene a significar el público en general.  La persona que hay detrás, con la chistera y el puro en la boca, le está quitando la cartera y tiene en la espalda "Empresa farmacéutica".  Y, en la base de la viñeta y fuera de ella, tenemos la leyenda que resume el chiste: "Envenenando, intoxicando y robando a la humanidad" ].
     La palabra "virus", es una palabra que procede del latín, y significa: "un líquido viscoso; líquido venenoso; veneno; peste".

     El New Universal Dictionary, la define "virus" como: "orgánico, materia orgánica contagiosa y venenosa por medio de la cual la enfermedad se introduce en el sistema".

     Según el Century Dictionary, significa: "un veneno mórbido; moco o veneno".

     El Webster's International Dictionary, dice sobre la palabra: "materia orgánica contagiosa y venenosa como la de las úlceras específicas; la mordedura de serpiente, etc., aplicada a los venenos orgánicos".

     Según el Medical Dictionary, de Gould, la palabra "virus", significa: "un veneno que causa un una enfermedad o proceso mórbido".

     Todos los diccionarios, según se ha visto, concuerdan que virus es un veneno; y cuando reparamos cómo se produce esa substancia, cuando recordamos que no es ni más ni menos que la mórbida inmundicia que la naturaleza sabiamente elimina del cuerpo de un ternero enfermo, inmediatamente hemos podido apreciar la exactitud de estas definiciones.  La sangre del ternero es envenenada con la cepa vírica, y el resultado no es sino la reacción de las funciones naturales de la ley del instinto de supervivencia que utilizan todas las criaturas vivientes.  El propósito de tal reacción es eliminar las impurezas que se han podido introducir en el torrente sanguíneo, con el fin de proteger la vida del animal.  La mucosidad asquerosa que de esta manera es  expulsada por el ternero, es recolectada y sometida a una serie de procesos y entonces se utiliza para vacunar a las criaturas humanas.

     La reacción que provoca en el cuerpo humano la inoculación de la vacuna en el sistema es similar a la reacción que tiene lugar en el ternero cuando lo que se llama "cepa" vírica es introducida en el.  El objeto y propósito de esta reacción, en ambos casos es la purificación de la sangre y proteger la vida del animal o niño, tal como es el caso.

     El instinto y la razón deberían impulsar a toda persona a mantener su torrente sanguíneo puro.  Los vasos para beber que se utilizan en los centros sanitarios, las toallas individuales, etc., son la consecuencia del deseo de evitar el contagio y promover la pureza de la sangre.  Es absolutamente imposible disfrutar de salud a menos que la sangre mantenga cierto grado de pureza.  Entonces, ¿con qué tipo de argumentario científico se pueden justificar las vacunaciones?

     La ciencia, así como las Sagradas Escrituras, enseñan que "cosechamos lo que sembramos" [Gálatas 6:7]; en otras palabras, que la cosecha debe corresponderse al tipo de semilla sembrado; no podemos "recoger uvas de espinos o higos de cardos" [Mateo 7:16]; así, "un árbol enfermo no puede dar buenos frutos" [Mateo 7:15-23].  La vacuna es "un árbol enfermo" y deberá producir el fruto correspondiente.  Con la práctica de la vacunación la semilla de la enfermedad es plantada en el cuerpo, y la salud estará siempre en peligro.  Incluso la vida misma es sacrificada a menudo por causa de este protocolo de contaminar la sangre.

      Esta práctica se justifica y se impone a la población a causa de la falsa creencia de que la salud es protegida de esta manera, o, más específicamente, se evita la viruela  --una enfermedad que en gran medida ha sido eliminada por medio de mejoras sanitarias y buena higiene personal.  Esta falsa conclusión está celosamente promovida por una triada médico-político-empresarial que es prácticamente imposible vencer.  Está subvencionada en la práctica totalidad de los países de la Tierra y profundamente aferrada a nivel gubernamental estatal, provincial y local.  Este estado de cosas se ha producido por medio de la psicología de masas y por cuidadosamente cultivar el complejo del miedo.

     Pero, tan seguro como que la verdad libera, se acerca el tiempo cuando esta práctica destructiva de obligar a envenenar la sangre, cesará; y la gente no se le privará más de su derecho inalienable de mantener la pureza de su torrente sanguíneo.  Será obvio para cada individuo cuerdo, cada médico, que la salud no se puede alcanzar por medio de contaminar la sangre; todo lo contrario, solo el mal puede resultar de tal práctica asquerosa.

     Cuando es tan evidente que las vacunas están fundamentadas en la falsedad y en el error, la pregunta que lógicamente surge es, ¿por qué los médicos creen en ellas y las apoyan?  Hay diversas razones para esto, pero, la principal, sin ninguna duda, es que ellos han enseñado que la vacuna podrá eliminar del mundo la viruela.  Esta creencia es proclamada como una de las verdades de la ciencia, y se utilizan las estadísticas para avalarla.  El resultado es que rara vez un médico de la escuela ortodoxa se molestará inquiriendo sobre el asunto.  Entonces, también, el factor político y comercial de la vacuna es un elemento poderoso perpetuación.

     Pero, dejemos que la verdadera naturaleza de la vacuna sea conocida, y la su práctica rápidamente morirá.

Fin de la traducción apóstata.

     Hemos acabado con las cuatro primeras páginas de este interesantísimo y teocrático artículo de la confesión religiosa que gobierna nuestras vidas.  Quedan tres páginas más que se colgarán y traducirán  --Dios mediante--  en la próxima entrada.

     ¿Cuáles son las conclusiones preliminares,después de leer estas cuatro páginas de integrismo religioso?  La primera: gracias a la persistencia de la ciencia y la medicina, la viruela ha sido totalmente erradicada de la naturaleza por el ser humano.  Según la Organización Mundial de la Salud, ya no afecta a ningún ser humano.  La mortalidad de esta enfermedad era de un 30%.  En mayo de 1980, la OMS certificó el fin de la enfermedad.  Si no hubiese sido por la vacuna, entre 1980 y 2005, hubiesen contraído la enfermedad 300 millones de personas y 100 millones habrían muerto.  http://www.prnewswire.co.uk/news-releases/25-anos-sin-viruela-155002815.html

     Felizmente, gracias a la ciencia médica, hoy no hace falta vacunar contra la viruela.

     Segundo; parece que nuestra confesión religiosa siente una especial predilección por dictar doctrina en temas sanitarios, cuando lo suyo debería ser el aspecto teológico y la espiritualidad de las personas.  En este artículo, vemos cómo se despotrica de la ciencia médica, gobiernos e industria farmacéutica..., sin base alguna.  Posteriormente, también pincharon con el tema de los trasplantes de órganos, calificándolos de canibalismo..., ¡manda huevos!  ¡Qué atrevida es la ignorancia! http://johnhenrykurtz.blogspot.com.es/2011/11/los-trasplantes-son-canibalismo-la.html

     El Cuerpo Gobernante, debería tomar nota y recordar aquello de "¡Zapatero a tus zapatos!".  También se me ocurre otro:"Manolete, si no sabes torear pa' qué te metes".  Al final, para "quedar como Cagancho en Almagro".

    Eso huele a reminiscencias del medievo.  No se puede ser más tarugo intelectual.  No se puede ser más tocho.  No se puede ser más borrico.  Con esta oposición frontal a las vacunas, creyeron haber descubierto la rueda en pleno siglo XX..., ¡es lo que hay cuando tienes menos papeles académicos que un conejo de monte!  Te crees que eres la Voz de Dios en la Tierra.  Te llegas a creer tus propias mentiras, y al final desvarías..., ¡y parimos teología mortífera!  ¡Esta es la "vida" que nos pueden dar los teocrátas sin paragón!  ¿Adónde se puede ir con este tipo de gente...?: ¡Ni a recoger billetes!

     La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.  Lo documentamos todo, todo y todo.  ¿Quién es el padre de la mentira y de los despropósitos teológicos varios en el nombre de Dios?