lunes, 7 de julio de 2008
Abogado... aparca a un lado tus convicciones religiosas cuando ejerces
http://www.lawyersweekly.ca/index.php?section=article&articleid=536
http://www.religionnewsblog.com/13780/bethany-hughes-dad-given-ok-to-sue-over-death
http://images.google.es/imgres?imgurl=http://www.jenniferpollock.ca/images/IMG_0676.jpg&imgrefurl=http://www.jenniferpollock.ca/pollock.html&h=263&w=350&sz=14&hl=es&start=18&sig2=kgJzeAN8s9PllI8xkDNX4w&um=1&tbnid=n-nnQmlDgN2QNM:&tbnh=90&tbnw=120&ei=MppxSJWAE5eowQHK2NCIBA&prev=/images%3Fq%3DJennifer%2BPollock%26um%3D1%26hl%3Des%26lr%3Dlang_de%257Clang_en%257Clang_es%257Clang_fr%26sa%3DN
Estimados camaradas víctimas de las diversas, múltiples y siempre cambiantes normas de la Watch Tower:
El 14 de septiembre de 2007, apareció un artículo periodístico oportuno para nosotros, los que conformamos el Frente Nacional de Publicadores Ibéricos. Si cliqueais el tema del post... os conducirá a el. El link: http://www.lawyersweekly.ca/index.php?section=article&articleid=536
Pasamos a la traducción correspondiente:
EL TRIBUNAL DA EL VISTO BUENO PARA JUZGAR A ABOGADOS POR PRESUNTO ENGAÑO
Por Cristin Schmitz
Ottawa
14 de septiembre de 2007
El Tribunal Supremo de Alberta, ha permitido al padre de una testigo de Jehová adolescente, que murió de leucemia, poner una demanda en representación de su hija, contra los abogados de la Watch Tower Bible and Tract Society of Canada, alegando que éstos aconsejaron a su hija a que rechazase las transfusiones de sangre prescritas por los médicos.
La demanda se fundamenta en presunta "información errónea y engaño" --lo que niegan rotundamente los dos abogados defensores-- aventurándose en terra incognita (un latinismo que indica el desconocimiento de un territorio por falta de cartografía) en la encrucijada de las propias convicciones y obligaciones religiosas del abogado en contraposición de sus obligaciones profesionales.
"Las fronteras de la libertad religiosa no están tan bien definidas como para atreverse a juzgarlas" como reclama el demandante, el Tribunal de Apelación de Alberta escribió en respuesta, en parte, una decisión que favorece a los abogados defensores y a la Sociedad Watch Tower ante alguna de las demandas.
Generalizando, los jueces Peter Martin, Jack Watson y Frans Slatter comentaron en su per curiam (la totalidad de los jueces) sentencia pública del 31 de agosto, que: "no está del todo claro hasta qué grado un miembro de una confesión religiosa puede persuadir a otra persona de que tome decisiones que le puedan perjudicar a él o a su salud, incluyendo la muerte, aún en el supuesto de una sinceridad religiosa tras la decisión".
"Supongamos, por ejemplo, que un miembro de una confesión religiosa persuade a una tercera persona --un diabético, por ejemplo-- de que él o ella debe de dejar de inyectarse la insulina, y que debido a una intervención divina curará. Supongamos además que, como resultado de seguir este consejo, el diabético muere. ¿Puede esgrimirse que, como el diabético ya ha fallecido, no se puede tomar ninguna acción contra el miembro de esta confesión religiosa? Si el creyente de una confesión religiosa escondiera los antibióticos de una persona enferma, confiando en una ayuda divina o confiando en un remedio de fitoterapia tradicional, ¿sería este creyente inmune a la acción de la justicia si el paciente muriese? Situaciones como estas... demuestran que las respuestas a estas cuestiones no están del todo claras".
El juicio lo comenzó Lawrence Hughes, síndico o defensor especial nombrado por el tribunal para representar a su difunta hija adolescente Bethany Hughes, contra Shane Brady y David Gnam de W. Glen Howe y Assocs., en Georgetown, Ontario. El despacho de abogados que lleva casi todo el tema de asuntos legales de la Sociedad Watch Tower.
Hughes, que está divorciado de Arliss, testigo de Jehová y madre de Bethany, discrepa de las acusaciones de su ex esposo a los dos abogados que defendieron a su hija de 16 años. Gnam, representó a Bethany. Brady, representó a la madre en la apelación que perdieron en el año 2002, concediendo el tribunal temporalemente la patria potestad de la muchacha al Estado, sobre la base de que la creencia de la madre de rehusar las transfusiones de sangre, ponía en peligro la vida de su hija y, demostraba que ella era incapaz de tener un criterio independiente sobre las necesidades médicas de la hija.
Gnam, comentó al The Lawyers Weekly que ni él ni Brady habían suministrado información distorsionada a Bethany o a su madre. "Como abogado, mi papel es escuchar los deseos de mi cliente, representándolos ante el tribunal o cualquier otra instancia de carácter legal. Así, mis creencias religiosas, las que sean, sean que estén de acuerdo con las de mi cliente, o no lo estén, es algo irrelevante y, por supuesto, no es mi responsabilidad tratar de convencer a mi cliente sobre mis convicciones religiosas", dijo él. "Eso estaría más allá de mi trabajo como abogado y creo que sería algo impropio".
Gnam, calificó de "extremadamente inquietante el desarrollo de los acontencimientos", el que las convicciones religiosas de un abogado se utilicen para atacar la capacidad para representar a alguien profesionalmente. Bajo las leyes canadienses se presume que, tanto abogados como jueces, actuan en conformidad con ciertos estándares profesionales, dijo él. "No queremos que nunca estemos en una situación en Canadá donde podamos preguntarle a un juez: ¿Usted qué religión tiene? O, por ejemplo, ¿necesitamos saber si el abogado de un homosexual, es también homosexual? ¿Perjudicaría, o mejoraría en algo, la capacidad de defender a alguien? No queremos que se llegue a esta situación".
Gnam sugiere que tras todas estas demandas judiciales subyace un prejuicio religioso.
"Si uno es testigo de Jehová, se te prejuzga, te cuelgan el sanbenito, de que coaccionas a la gente. Así, si yo era testigo de Jehová, se presume que yo coaccioné a Bethany porque ella era testigo de Jehová".
Sin embargo, Jennifer Pollock, de Calgary, quien argumentó la apelación pro bono (pro bono es una expresión latina, que significa "para el bien". Tiene su origen en la frase pro bono publico, "para el bien público". Es utilizada para designar al trabajo generalmente jurídico, pero bien puede ser de otra profesión u oficio, realizado voluntariamente y sin retribución monetaria) junto a muchos otros abogados que ayudaron a Hughes que se reprensentó a sí mísmo ante el tribunal, mencionó que el caso hizo surgir ciertas cuestiones peliagudas sobre un conflicto de intereses, hasta el grado de que acciones tomadas apoyándose en la libertad religiosa afectan áreas "que no son de naturaleza religiosa", como por ejemplo, suministrar consejo de carácter médico o legal.
"Diría que el velo (protector) de la religión, fue levantado por el Tribunal de Apelación", sugirió Pollock. "Pienso que los abogados deberían de considerar su posición en los conflictos donde son emplazados en estos asuntos. Ciertamente, una (decisión) que deberían pensarse bien los abogados".
Bethany murió en septiembre de 2002, siete meses después de habérsele diagnosticado un cáncer de naturaleza muy agresiva, y dos meses después de que los médicos hubieran dejado de administrarle la quimioterapia por orden judicial, junto con las transfusiones sanguíneas que servían de apoyo al tratamiento, porque el tratamiento no funcionaba. Para entonces, ella había recibido unas 80 transfusiones de sangre.
Con respecto a la subsecuente demanda judicial por parte de Hughes, el Tribunal de Apelación la desestimó, en parte, una decisión del pasado año por la juez de Alberta Queen’s Bench, Patricia Rowbotham (quien ha sido ascendida al Tribunal de Apelación). La juez Rowbotham desestimó las alegaciones de Hughes contra los dos abogados, quien el Tribunal de Apelación los describió como "ancianos" testigos de Jehová, involucrados en engañar y desinformar a Bethany al decirle a ésta que "la transfusiones de sangre... no la ayudarían a curar el cáncer e intencionadamente confundir a Bethany al decirle que seguir el protocolo para tratar la leucemia por medio de quimioterapia y las transfusiones sanguíneas era algo experimental cuando de hecho no lo era".
La juez Rowbotham sentenció que la reclamación del demandante de engaño y desinformación debería desestimarse porque "el quid de la demanda está en la doctrina de los testigos de Jehová con respecto a las transfusiones de sangre que está equivocada y es contraria al conocimiento científico".
El Tribunal Supremo de Canadá ha sentenciado definitivamente que la ley no permite a los tribunales inmiscuirse en la idoneidad de las creencias religiosas, mencionó ella. "El Sr. Hughes solicita al Tribunal que interprete el contenido de un precepto religioso", razonó ella. La solicitud no se puede tratar en un tribunal y aquellas porciones de la demanda que hacer surgir estas alegaciones, es desestimada".
Pero el Tribunal de Apelación sentenció el mes pasado que la Carta Magna deja claro que el derecho a la libertad de religión "es un derecho muy personal además de subjetivo".
"La libertad de religión no incluye ningún derecho de imponer creencias religiosas a terceras partes" y "y está sometida a aquellas limitaciones justificables en una sociedad libre y democrática", estipuló el Tribunal de Apelación.
"Cuando un punto de vista religioso suministra apoyo, o justifica, tergiversaciones informativas que provocan lesiones corporales e incluso la muerte, debería ser decidido sobre una base que tenga en cuenta todos los hechos (o información)", añadieron.
Aludiendo a la prueba de las alegaciones como las divulgaciones, no tiene sufiente base jurídica, el Tribunal de Apelación concluyó que "no hubo nada "claro y obvio", mas que una fidelidad sincera a una creencia religiosa que sería la respuesta a la demanda cuando la aplicación de una doctrina religiosa se ha dicho que causó una muerte".
Hughes, quien dice que el apoyar el tratamiento médico de Bethany le condujo a que su esposa e hijos le repudiaran, así como a la excomunión o "expulsión" por la congregación de los testigos de Jehová, sostiene, en esencia, que la Sociedad Watch Tower, los dos abogados, ministros religiosos de Bethany, así como un número de médicos y centros médicos quienes trataron a su hija después que el tratamiento recomendado por orden judicial falló, conspiraron en la injusta muerte de su hija.
Con respecto a Brady y Gnam, él alega que a los abogados "no les era posible separar sus papeles (abogados y testigos de Jehová)", aconsejando a su esposa e hija y, como abogados que actúan por y son miembros de la Sociedad Watch Tower que condena las transfusiones de sangre. Con respecto al tratamiento médico para Bethany, a ellos no les era posible dar un "consejo objetivo y razonable" pensando en los mejores intereses de la joven, sostiene el padre.
Gnam niega rotundamente eso. "Nuestra posición no ha sido nunca la de un ministro religioso con respecto a Bethany, nunca, jamás le di a ella ningún consejo de índole religiosa, no era mi trabajo", dijo Gnam. "Me presenté en la vida de Bethany cuando ella tenía 16 años. Ella me dijo: 'Señor Gnam, sea mi abogado. No quiero transfusiones de sangre pero quiero tratamiento'. E hice mi trabajo. Además, para tener un cuadro completo, mo fui el único abogado de Bethany, pero soy al único que se le ha puesto una demanda".
Bethany también estuvo representada por, en la apelación, por el "consejo de los eminentes" David Day y Eugene Meehan, apuntó él. "Pienso que nadie pensará que ni el Sr. Day, ni el Sr. Meehan, son testigos de Jehová".
El Tribunal de Apelación enfatizó que el estado de las alegaciones no requieren un examen de la "verdad" de las convicciones religiosas sobre las transfusiones religiosas puesto que las tergiversaciones alegadas son que los abogados informaron falsamente de que las transfusiones de sangre eran un experimento médico, además de tratamiento inútil. "No hay ninguna constancia en el sumario que cualquiera de estos temas son la enjundia de las creencias religiosas de los demandados", dijo el Tribunal de Apelación. "El sumario indica que la oposición de los demandados a las transfusiones de sangre era por un asunto de fe, no porque fuera experimental o inútil".
El Tribunal de Apelación enfatizó que "la validez objetiva de la creencia de los demandados de que las transfusiones están prohibidas por las Escrituras no es algo que esté en litigio, no será un tema para investigar, no será tratado por el tribunal. Esto será así aún cuando los demandados mantengan la siceridad en sus creencias como su defensa o justificación".
Fin de la traducción. Algo costosa por tocar mucha terminología legal... pero, creo que nos da una idea bastante exacta sobre las cuestiones y argumentos tanto de uno como del otro lado. Surgen algunas preguntas para que el de Pozuelo nos las conteste en en la TV... a todos los testiguines ibéricos. Por ejmplo:
¿Hasta qué grado uno puede ser: abogado, testigo de Jehová, anciano de congregación... y representar a alguien en el tema de las transfusiones de sangre? ¿Qué tipo de información presentará a su defendido... la que recomienda la Watch Tower o, la inmensa mayoría del sector médico? ¿A quién debe obedecer primero el abogado... las directrices de la Watch Tower o el orden legal español? ¿Puedo ser anciano y abogado... y no mezclar los paleles, como declaraba ése abogado del artículo? ¿Hasta qué grado influyeron los ancianos-abogados en la decisión de la joven Bethany?
Aquí se juega con la vida y la muerte, por culpa de unos iluminados sin siquiera el graduado escolar... metidos a Canal de Comunicación de Dios en la Tierra... los miércoles por la mañana en Brooklyn.
¡Os estamos vigilando!
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Teléfono: 062
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