Estimados camaradas abducidos por los de la esperanza celestial de pacotilla:
El hermano Josechu, desde San Sebastián, acude en busca de ayuda espiritual y teocrática a nuestro consultorio teocrático y watchtoweriano. Él es un joven que participa en la campaña mundial de recaudar fondos para la esotérica y etérea Obra Mundial. Sin embargo, tiene un asunto que le carcome el interior y le quita el sueño. ¡Dejemos que se exprese!
"Un anciano de mi congregación, conocedor de mi gran afición --el juego de ajedrez-- me ha hecho una encerrona en el cuartito que hay la trastienda del Salón del Reino, para llamarme la atención. Dice que un cristiano ejemplar no puede participar en un juego eminentemente bélico y que de persistir en mi afición, esto repercutirá en las posibilidades que tengo de alcanzar privilegios de servicio. Mi pregunta es la siguiente: ¿Puedo jugar al ajedrez y ser salvo?".Querido hermano Josechu:
Ante todo, advertirte que los apóstatas somos malos, malísimos. ¡Eso sí, no queremos tu dinero! ¡Algo es algo! Y para no aburrirte con palabrería vana, acudo a la próxima edición del Diccionario Etimológico Watchtoweriense-Español, bajo el vocablo "Ajedrez". ¡Oído al parche!
Ajedrez: Juego estigmatizado por la confesión religiosa por su naturaleza “bélica” y por provocar “pasiones violentas” en quienes lo juegan…,¡el surrealismo al poder! Si te gusta jugarlo, cierra el pico y mejor que nadie se entere:
Algunos jugadores de ajedrez han reconocido el daño que puede resultar de jugar el juego. Según la Encyclopædia Britannica, el reformador religioso “Juan Huss, . . . cuando estuvo en prisión, deploró el haber jugado al ajedrez, con lo cual había perdido el tiempo y corrido el riesgo de llegar a ser presa de pasiones violentas.”
La extrema fascinación del ajedrez puede resultar en consumir grandes cantidades del tiempo y atención de uno a costa de otros asuntos de más importancia, lo cual evidentemente es una razón por la que Huss se lamentó de haber jugado el juego. Además, al jugarlo se corre el peligro de estar “promoviendo competencias unos con otros,” hasta desarrollar hostilidad hacia otro, algo que la Biblia advierte que los cristianos deben evitar.
También, quizás los adultos no consideren apropiado que los niños jueguen con juguetes de guerra, o en juegos de naturaleza militar. ¿Es consistente, entonces, que ellos jueguen un juego reconocido como, en la opinión de algunos, el “equivalente adulto e intelectual de las maniobras que representan los niños con soldados de juguete”? ¿Qué efecto tiene en realidad sobre uno el jugar al ajedrez? ¿Es un efecto saludable? ¡Despertad! 8 de julio de 1973, página 19
http://es.scribd.com/doc/100676509/El-lado-comico-de-la-Watchtower-Edicion-21-de-julio-de-2012
No obstante es evidente que este es un juego/deporte destacadamente intelectual debido a que requiere concentración, cálculo, capacidad de análisis… y es bien conocido que abundan altísimos cocientes intelectuales entre los jugadores de primera fila mundial.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ajedrez#Perfil_psicol.C3.B3gico_de_los_ajedrecistasTal vez, esta sea una de las claves por las que los todopoderosos miembros del Cuerpo Gobernante, se oponen a que los conversos de la entidad religiosa podamos participar y disfrutar de este juego de estrategia: todo lo que refuerce tu capacidad de análisis..., ¡no les interesa a ellos! Ellos siempre se han decantado por un rebaño fácil de manejar, con escasa formación académica. La ignorancia de las masas, les hace poderosos..., ¡viven de nosotros, de nuestros donativos en metálico! No les interesa gente que pueda llegar a cuestionar su idoneidad y cualificación para ocupar esos puestos. El ajedrez no ayuda en este noble objetivo.
Para finalizar: los privilegios de servicio, a menos que te paguen..., ¡que curren ellos! Son un timo timocrático. Nos encargan de un trabajo, sin pagarnos y encima haciéndonos creer que nos están haciendo un favor. ¡Todo el tiempo que dediques a estos "privilegios", es tiempo perdido!
Bueno, Josechu, gracias por depositar tu confianza en nosotros, los estigmatizados. Hacemos lo que podemos con los medios que tenemos. Comprendo tu desconfianza patológica en los caciques locales, ¡no es para menos!
Termino con uno de mis lemas preferidos: Lo documentamos todo, todo y todo. ¿Quién es el padre de la mentira y la profecía falluta?